Las situaciones varían en primaria y en secundaria en las escuelas de Córdoba. Los adolescentes están eufóricos por recuperar los vínculos sociales. Los colegios refuerzan los acuerdos de convivencia.
El regreso a la presencialidad plena en todas las escuelas de la provincia de Córdoba, el pasado 27 de septiembre o aun antes en algunos establecimientos, y después de más de un año y medio de virtualidad o de bimodalidad, encuentra a los chicos y a los docentes ante un nuevo escenario. Nada, en absoluto, es como antes de la pandemia.
En los colegios advierten que, si bien la alegría por el retorno es completa, también es en extremo compleja porque muchos alumnos han perdido hábitos de estudio y de organización, están dispersos y les cuesta concentrarse.
En el secundario, los estudiantes están enfocados en la socialización y deseosos de recuperar el tiempo perdido con los compañeros; esta situación dificulta la convivencia y la posibilidad de volver a la rutina escolar.
Cada nivel es diferente y aun en cada uno de ellos surgen circunstancias y comportamientos diversos, según constató La Voz en un relevamiento en colegios de gestión estatal y privada de la ciudad de Córdoba.
“Algunos de los ritos de origen están presentes: el ingreso, el aula, la presencialidad plena, pero todo lo que sucede adentro es muy complejo. Los chicos y también algunos adultos están con falta de hábitos”, explica la directora de un colegio confesional tradicional de la ciudad de Córdoba.
Remarca, además, que las instituciones han retomado la práctica escolar diaria siguiendo la experiencia previa, la escuela como se la conocía antes de la pandemia, ante la ausencia de planificación ministerial a largo plazo.
Lo único que se sabe con seguridad, dice la docente, es que los alumnos deben adquirir el 70 por ciento de los saberes de los contenidos recortados para este año y que habrá algunas instancias de recuperación de contenidos.
“Creo que la educación ha perdido el sentido para los jóvenes, porque les estamos ofreciendo bastante poco en un mundo en el que parece no tener sentido lo educativo. Algunos chicos se agarran de esa propuesta corta de la prueba o evaluación de ahora. Pero muchos otros chicos –como buenos adolescentes– necesitan sentidos más amplios, que no están, que no los tenemos. Nos manejamos con la experiencia previa de lo que era la escuela y eso repercute en cómo están viviendo los chicos esta situación novedosa”, agrega.
SOCIALIZAR
La sensación es que ciertos estudiantes no reconocen ahora el espacio de la escuela como ámbito de aprendizaje porque su prioridad es el reencuentro con los amigos.
El desánimo por la virtualidad también jugó en contra en las últimas semanas de “burbujas”, cuando un número creciente del alumnado dejó de participar en las clases remotas y de presentar las tareas.
“A los de sexto año lo único que les interesa es la vivencia con el grupo de compañeros, quieren escaparse del aula y tomar mate y ahí estamos tratando de contener, sin sanciones porque es absurdo en este momento, pero buscando hacer vivible una convivencia con intereses completamente encontrados entre los adultos y los alumnos”, apunta la autoridad de otro colegio.
Algunos educadores sostienen que faltan definiciones generales desde el Gobierno sobre el regreso a la presencialidad, lo que genera incertidumbre e impide darle un sentido claro, más allá del evidente, al retorno.
Carolina Parma, titular de la Junta de Educación Católica, explica que observan una adhesión muy positiva a la presencialidad y, dice, que las instituciones se reorganizaron para resguardar los protocolos.
En este punto, la mayoría de los colegios conserva lugares en los patios para cada curso en los recreos y, de esta manera, mantener la distancia también al aire libre.
Con respecto a lo pedagógico, las realidades son muy diversas en cada escuela. “A los que inician un ciclo o nivel y no han tenido posibilidad de estar con el grupo completo, les está costando un poco más. Pero todo está funcionando como estaba previsto”, considera la titular de la Junta.
Parma subraya que el trabajo está puesto en nivelar trayectorias, ritmos y rutinas e insiste en que el saldo es “altamente positivo”. “En el nivel primario se están enfocando los esfuerzos en consolidar aprendizajes básicos. Y en el secundario, en consolidar las trayectorias para que puedan culminar el ciclo lectivo con los objetivos esperables”, remarca.
EN EL SECUNDARIO
Las situaciones en el secundario también son heterogéneas. En primero y segundo años, que debutan con la presencialidad plena, los profesores observan conductas aniñadas en sus alumnos (pierden las mochilas, los buzos, se olvidan los útiles o no pueden seguir una clase) como si aún continuaran en la primaria.
Los terceros, cuartos y quintos años están más ubicados en la escuela tratando de reproducir la experiencia previa, aunque abundan los casos de menor participación en clases.
En tanto, los estudiantes de los últimos años parecen más desconectados de lo pedagógico porque, a decir de una directora, “sólo desean disfrutar” con los amigos y compañeros.
“En el secundario, la espontaneidad de verse de nuevo es lo que más llama la atención. Están con niveles de alegría desbordante”, puntualiza Parma.
Marisol Augello, profesora de Biología y Química en el Ipem 38 Francisco Pablo de Mauro, también dice que los chicos regresaron a las aulas “muy activos” en lo social, lo que dificulta la disciplina.
“Con respecto a los aprendizajes, hay una gran diferencia entre los alumnos que participaron en la virtualidad, entregaron los trabajos en tiempo y forma y se conectaron a videollamadas en los encuentros sincrónicos, y quienes no tuvieron una participación el año pasado”, dice Augello.
En los cursos más bajos, explica, se dificultan la evaluación y el estudio. “Les cuesta mucho expresarse en forma verbal. Hemos usado distintas estrategias, que hagan videos con sus propias producciones o actividades presenciales, como exposiciones. Pero les está costando muchísimo a los chicos más pequeños”, dice la docente.
En los alumnos más grandes se observan problemas para organizarse, recuperar lo aprendido en lo virtual y plasmarlo en lo presencial.
EN EL PRIMARIO
La falta de hábitos y de conocimiento de las rutinas escolares afectó en particular a los niños de primero y segundo grados, que retornaron a la presencialidad plena como si fueran por primera vez al colegio.
De hecho, muchos niños de segundo se conocieron con todo el grupo de compañeros recién ahora. Y los más chiquitos, que iniciaron este año la primaria, se mostraron completamente “revolucionados” por la experiencia de compartir aula completa después de haber atravesado una sala de 5 virtual.
Silvina Picca, directora del colegio San José, ubicado en Sol de Mayo al 700, en la ciudad de Córdoba, explica que en esta institución el retorno a la presencialidad fue progresivo. Primero regresaron primero y sexto grados y, después tercero, cuarto y quinto; el último grupo que volvió fue segundo, el pasado 20 de septiembre.
“Los niñes de primer grado estuvieron muy movilizados la primera semana, algunos lloraron, estaban ansiosos. Les costó un poco los primeros días, pero pudieron acomodarse y están muy bien”, explica Picca.
La directora cuenta que observaron experiencias diversas. “Había mucha ansiedad. Algunos estaban expectantes para volver y otros, tenían un poco de resistencia. Una vez que sucedió se los ve disfrutando, acomodando el cuerpo a la escuela también, a volver a estar todos, a volver a habitar la escuela de esta manera”, subraya.
En general, los colegios reforzaron los acuerdos de convivencia y están trabajando la revinculación, aun en grados que se conocían mucho.
“Hubo que volver sobre normas de convivencia, acuerdos para jugar en el recreo, para usar los espacios, para recuperar el protocolo. En cuanto a los hábitos y a la dinámica del aula para propiciar el aprendizaje, hubo que volver sobre los acuerdos, sobre cómo circular la palabra”, refiere Picca.
Sin embargo, y en general, los docentes advierten que los niños se acomodan a la nueva situación con facilidad. “Nos asombran la flexibilidad y la capacidad de adaptarse de los niñes porque pensábamos que algunas cosas les iban a llevar más tiempo. A los adultes nos cuesta un poco más redefinir los espacios, habitar de nuevo la escuela. Pero ellos enseguida han encontrado los modos”, remarca la directora del San José.
Silvia Lachaise, licenciada en Educación Primaria y maestra de Lengua y Literatura en el Centro Educativo San Jorge, dice que el regreso es una titánica apuesta a la educación, con todos los cuidados que la situación sanitaria requiere.
Para el retorno, cuenta, las maestras colgaron carteles con la palabra “bienvenidos” en la puerta de cada aula y eso, asegura, provocó gran alegría en los alumnos.
“Tuvimos en cuenta ‘los sentires’. Se los anima a otras formas de establecer vínculos, usando barbijo, no teniendo contacto físico con sus amigos ni el beso y el abrazo entre la ‘seño’ y los niños, algo que es tan significativo en la construcción de los vínculos. Más de una vez el amago surge, pero nos saludamos de otras maneras, con los puños, con los pies, y eso también quiere decir que nos queremos”, remarca la maestra.
Para la docente, los chicos disfrutan y valoran estar juntos. Eso, cree, les da esperanza. “Destaco la capacidad que tienen los niños de caerse, levantarse y salir a jugar, con barbijo y todo”, concluye.
Fuente: La Voz