Ante el pleno auge de las carreras vinculadas a la tecnología aplicada, como la programación o la robótica, la Universidad Tecnológica Nacional – Facultad Regional Córdoba reconoce su papel de educar en la vanguardia. Así, bajo la idea de transformar la casa de estudios en una 4.0, aguardan el inicio del ciclo lectivo 2022.
En una sociedad regida en su totalidad por la ciencia y la tecnología, su dominio supone no solo una oportunidad sino una obligación para el desenvolvimiento propicio ante escenarios que mutan a diario por los avances digitales. Además, explorar y comprender el mundo de los datos, analizarlos y aplicarlos supone, por otra parte, una puerta de ingreso infalible al mercado laboral.
La demanda de profesionales que, a través de sus conocimientos gesten una impronta en la diligencia de compañías y negocios, crece cada día y se vislumbra que seguirá en aumento. En este marco, se apuesta por la ingeniería en sus diversas ramas como la carrera clave para el período de la información.
En el país, la Universidad Tecnológica Nacional se presenta como el templo que congrega en su interior cada uno de los aprendizajes necesarios para desempeñarse eficazmente en estas áreas. Mediante sus sedes a lo largo del territorio, se capacitan expertos para el sector productivo, atendiendo a los requerimientos de cada región donde reside la casa de altos estudios, como sucede con la Facultad Regional Córdoba, base radicada en la Docta.
A través de formaciones en pregrado, con tecnicaturas; licenciaturas que permiten una titulación de grado y también posgrados que se traducen en especialidades y maestrías, la UTN tiene como meta “Proyectar una universidad 4.0 con todas las nuevas tecnologías”, en palabras de su decano, Rubén Soro.
Superarse para crecer
“Buscamos incentivar el uso de plataformas, ya no tanto desde la matemática y física, sino desde nuevas metodologías como el internet de las cosas, la impresión 3D y otras innovaciones que atraviesa la disciplina”, añade el decano en la misma línea sobre otro de los objetivos de la institución de enseñanza superior.
Sobre la esencia que caracteriza al campus cuenta a su vez que, desde sus orígenes busca democratizar el aprendizaje. “Se creó en 1948 para que trabajadores y sus hijos puedan acceder a estudios superiores, hoy se sigue manteniendo eso y, además, preparar a quienes necesitan el ámbito productivo en los tiempos que corren”, sostiene.
Tenemos que cumplir con la comunidad que nos contiene como universidad pública y el conocimiento que generamos debe democratizarse, trascendiendo las aulas. Esa es la función de la educación, el impacto social, no solo ayudar a generar empleo sino expandir el conocimiento que es una herramienta propia pero que también debe ser colectiva”. Rubén Soro, Decano de la Facultad Regional Córdoba de la Universidad Tecnológica Nacional.
La idea es resignificar su capacitación, sobre todo en la presentación, ya que, en su opinión “les hace falta un apoyo a la hora de insertarse”. “Ellos salen con lo académico a la perfección –reflexiona el titular- pero tenemos que reforzar esos conceptos de innovación, desarrollo, que complementan. Hoy se necesita formación continua”.
Presente con mira al futuro
Acerca de la actualidad de la empleabilidad del rubro, afirma orgulloso que los graduados tienen 100% empleo, fundamentalmente quienes vienen de la rama industrial, de sistemas y programación y agrega que en el nivel de las ingenierías tradicionales, como la metalúrgica, eléctrica, mecánica o electrónica, los egresados tienen gran jerarquía y son contratados en empresas referentes también.
“Estos estudios son vistos como un pilar indispensable en lo relacionado a la comunidad laboral; sobre todo porque atraviesa un montón de prioridades que pueda tener la política de una nación”, advierte sobre las razones del auge.
No obstante, señala que, aunque los resultados son exitosos, hoy es necesario transformar la educación para lograr una universidad moderna, basada y consolidada en la tecnologización. “El sistema educativo tradicional se estableció en el Siglo XIX –expuso-, mientras que, la formación docente es del Siglo XX y los estudiantes son del Siglo XXI, entonces hay que acortar esa distancia”.
Al respecto, considera que hay que apuntar a “ser disruptivos”. En esta línea, la UTN suscribe a crear nuevas opciones de formación vinculadas al desarrollo sostenible y las políticas de género, apelando a que “hoy por hoy, ese es el camino”.
La oferta delineada que se lanzaría en 2022 sería, adelanta el decano, Ingeniería en Energía. “Dependemos del Concejo Superior, ya que esta entidad es la única con sistema federal, pero estoy convencido que hay que animarse, más allá de cuidar lo clásico”, continúa y aclara: “Hay que analizar que no se solapen actividades o competencias con otras ingenierías”.
Para cerrar, el ingeniero cuenta que el año próximo también evalúa retomar la presencialidad plena, principalmente en las instancias de examen y el trabajo de campo. Si bien asegura que la pandemia y consecuente interrupción de clases fueron sorteadas adecuadamente, admite también que se hizo lo posible, no fue lo mismo ni lo deseable” y que en su estatuto figura la presencialidad como esencia.
“Algunas cátedras de teoría decidirán como seguir, pero estamos convocando a los estudiantes para brindarles certezas, los llamamos a la comunidad universitaria porque no hay nada más lindo que el compartir entre todos, juntos”, insiste y concluye celebrando que hasta el momento hay más de 4000 ingresantes inscriptos para el ciclo entrante.
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Fuente: La Voz