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Esquiú, el peregrino de esperanza

 

Con esta semblanza de “peregrino de la esperanza”, el Cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba destacó la vida y misión del Beato Mamerto Esquiú. Así concluyó el II Congreso Académico Beato Mamerto Esquiú, con la celebración de la eucaristía a las 12:00 en la Catedral de Córdoba, Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, en honor a la memoria del Beato Mamerto Esquiú.

MAYO 10 FUENTE: https://fraymamertoesquiu.org.ar/

 

Presidió la celebración el Cardenal Ángel Rossi, arzobispo de la Arquidiócesis de Córdoba, concelebraron Fray Emilio Andrada Provincial de la Provincia Franciscana de la Asunción, el padre Rector de la Universidad Católica de Córdoba P. Lic. Andrés Agerre S.J.,  P. Alejandro Nicola sacerdote diocesano de Córdoba, profesor en la UCC miembro de la organización del evento, sacerdotes del clero de Córdoba, de diócesis de Catamarca y hermanos de la orden de Frailes menores de la Provincia Franciscana de la Asunción.

Como en casa

En la homilía monseñor Ángel Rossi agradeció en primer lugar la presencia de todos, dando la bienvenida a la Iglesia de Córdoba y a la Catedral, donde caminó y dio su testimonio como obispo dos años el Beato Mamerto Esquiú. Dirigió un saludo cariñoso a los que llegaron de otros lados, para participar del II Congreso Académico: de Catamarca, Bolivia y de otros lugares en torno a la figura de Fray Mamerto Esquiú “Dios quiera que se sientan en casa” les dijo.

Murió como vivió: un peregrino  

En su mensaje destacó a Esquiú como un verdadero caminante, compañero de camino que sigue interpelando con su coherencia la actualidad: “El lema del jubileo del 2025 es «Peregrinos de esperanza», le calza justito, a la medida de Esquiú, el hombre que camina, con la virtud propia del hombre que camina: la esperanza. Fray Mamerto fue eso, peregrino por los caminos de este mundo: Catamarca ,Tarija, Perú, Ecuador, Tierra Santa, Córdoba”, afirmó el padre Rossi.

“Esquiú murió como vivió, vivió caminando, murió en camino, volviendo de La Rioja. Peregrino de los caminos de este mundo y de ese otro camino más hondo y más sinuoso, el camino del corazón.  El corazón del Beato que tenía claro hacia dónde ir; en primer lugar hacia el Señor, y por otro lado, en la casa del duelo, en la casa de los que lloran, donde están los pobres”.

“Por la tarde, contaba alguno de los testigos, solía salir a la calle para hablar con la gente o con los curas, iba a pie, nunca en carruaje, y se si dirigía a un punto distante lo hacía en tranvía sentándose al lado de un niño o de un obrero, con los que hablaba con toda familiaridad. A menudo el patio de la casa y parte de la calle estaban ocupados por una multitud de pobres que iban a pedir limosna, y el obispo salía a repartir en persona, y a menudo se quedaba sin dinero para darles, entonces mandaba a buscar pan que el mismo repartía, procurando que nadie se fuera con las manos vacías, y esto le absorbía horas enteras”.

El padre Rossi compartió una anécdota de un extranjero que andaba de paso por Córdoba, y preguntó qué había en esta ciudad que mereciera ser conocido, y le contestaron «Si usted llega a conocer al Obispo de Córdoba, conocerá lo mejor que tiene esta ciudad»…. y preguntó “¿Dónde vive el Obispo?”, le respondieron “recorra las calles, en aquella casa que vea salir un cantidad de pobres y necesitados esa es la casa del obispo”. Dicen que el extranjero así lo hizo y después comentó: «la opinión más elevada de aquel hombre apostólico resulta pequeña para lo que mis ojos han visto».

Siervo andariego 

“Esquiú no se ha desentendido de los destinos de nuestra Patria, el Beato pedía al pueblo argentino abandonar los oscuros caminos de la división respetando las leyes indicadas por la Constitución. Esquiú supo de contrastes, opuestos, de cambios de rumbo, de recorrer caminos insospechados, muy distintos a los que él había dibujado en el mapa de su vida, deseando la sobriedad y la quietud el Señor lo llamará a moverse; sin embargo, mientas tenga fuerza dijo: “me verán inquietos y solícito, haciéndome todo para todos, obligado a amarlos como una madre ama a sus hijos, aún más, a dar la vida por ustedes. Siendo un andariego tendrá que aceptar estar en el sitio que el Señor le pedía su servicio… “Jesús me ha constituido siervo de ustedes” concluyó el cardenal quien expresó el anhelo de que todos podamos asomarnos a estos caminos para que iluminen nuestra humilde peregrinación.

Junto a la reliquia del Beato 

Al finalizar la misa, se trasladaron en procesión hasta la nave derecha de la Catedral Nuestra Señora de las Nievas, donde se encuentran los restos del beato Mamerto Esquiú, obispo de Córdoba, donde tomaron gracias junto a sus reliquias.