El contexto desde el cual analizamos las problemáticas de la educación se caracteriza por una tensión entre la primera modernidad y la segunda modernidad. Esta última es llamada también posmodernidad o segundo momento de la modernidad.
Podemos mencionar como su rasgo principal la revolución tecnológica o segunda revolución industrial y el surgimiento de nuevas tecnologías digitales, que están cambiando nuestras vidas de un modo acelerado.
El cierre de las escuelas en el mundo, por la pandemia, por la cuarentena y por el aislamiento social, ha acelerado a su vez el uso de las nuevas tecnologías por parte del conjunto de docentes, alumnos y padres.
La utilización de internet se ha configurado como la única posibilidad de continuar con las prácticas educativas, y a los docentes nos desafía a planificar la educación en formato digital para cada nivel.
Los nuevos aprendizajes que los docentes tienen que realizar para aplicar estas tecnologías son un desafío de tal magnitud que transforman los procesos educativos.
Estos cambios son tan importantes que la vuelta a la escuela presencial quedará atravesada por semejantes instrumentos.
Formularé en este sentido dos hipótesis:
1) Habrá continuidad en la escuela presencial. Todo lo que estudiemos y elaboremos para el desarrollo de la educación digital no caerá en saco roto, sino que modificará nuestras prácticas presenciales futuras. Será posible y necesario integrarlos dando lugar a cambios en los procesos educativos.
Todos los esfuerzos que realizamos ahora para construir y aplicar los mejores instrumentos propios de las diferentes áreas de conocimiento, e instrumentos para los proyectos interdisciplinarios, tendrán continuidad en la vuelta a la escuela presencial.
2) Las exigencias de los nuevos paradigmas. Las capacidades que demandan las nuevas tecnologías y la educación digital tienden a coincidir con las disposiciones que se propone formar la Nueva Pedagogía.
Los grandes pedagogos del movimiento de Escuelas Nuevas pensaron en sus teorías y realizaron en sus prácticas propuestas que ahora, por primera vez en la historia de la humanidad, tienden a concordar con los requerimientos de los paradigmas que surgen de las nuevas tecnologías, tanto en el mundo del trabajo como en la vida social, política y cultural.
Esas disposiciones, entre otras, las entendemos como conjunto de capacidades, habilidades, destrezas y competencias y refieren a la calidad de lo que en los sujetos está disponible.
Algunas de estas disposiciones son trabajar en equipo; promover la cooperación y la comunicación; tomar decisiones; autonomía; tener iniciativa; participación activa; ser protagonista, actor y autor de sus emprendimientos; enfrentar la incertidumbre de modo creativo; pensar de modo integral en relación con nuestras emociones y con nuestro cuerpo; construir procesos de concertación y negociación de significados e intereses.
Tanto la educación virtual como la presencial deben ser guiadas por una nueva pedagogía, que oriente la construcción de proyectos pedagógicos transformadores, que potencien una educación integral, activa y creadora.
En la sociedad del conocimiento y de la información, la calidad de la educación es fundamental para nuestras vidas. Esta calidad de la educación gravita en la mayor riqueza de las naciones, mientras que su carencia genera exclusión y marginalidad.
¿Seremos capaces de construir acuerdos y realizar los cambios que la nueva educación requiere?
*Rector fundador de la Escuela Nueva Juan Mantovani