“La crisis que provocó el coronavirus puso de relieve la necesidad de asegurar la protección necesaria a las personas refugiadas para así garantizar su dignidad y seguridad”, dijo el Papa.
Tras el tradicional rezo mariano del Ángelus, el pontífice hizo una pequeña reflexión sobre el impacto que la pandemia ha tenido sobre los refugiados y el medio ambiente.
“Esta crisis -dijo- puso de relieve la necesidad de asegurar la protección necesaria también a ellos, las personas refugiadas, para así garantizar su dignidad y seguridad”
Y con ocasión de que ayer 20 de junio las Naciones Unidas celebró el Día Mundial de los Refugiados, el Papa invitó a todos los fieles a unirse con él en oración “por un empeño renovado y eficaz de todos a favor de la protección efectiva de cada ser humano, en particular los que se han visto obligados a huir debido a situaciones de grave peligro para ellos o sus familias”.
El otro aspecto sobre el que la reflexionado Francisco es la relación entre el hombre y el medio ambiente: “La cuarentena, señaló, redujo la contaminación y ha redescubierto la belleza de muchos lugares libres de tráfico y ruido. Ahora, con la reanudación de las actividades, todos deberíamos ser más responsables de cuidar el hogar común”.
Además, expresó su aprecio por las muchas iniciativas que, en todas partes del mundo, “vienen desde abajo y van en esta dirección” y ha puesto de ejemplo la iniciativa que se lleva hoy a cabo en Roma dedicada al río Tíber: “¡Pero hay muchas!” – exclamó – y pide que se fomente “una ciudadanía cada vez más consciente de este bien común esencial”.
Día del Padre
Francisco también ha recordado que hoy en su patria y en muchos lugares se celebra la Jornada dedicada al padre. “Aseguro mi cercanía y oración a todos los papás, todos sabemos que hacer el papa no es un trabajo fácil y por esto recemos por ellos.” Además, ha recordado de manera especial a nuestros padres que continúan a protegernos desde el cielo.
Al final de su reflexión, ha saludado a los fieles presentes y en especial a los jóvenes, recordando a San Luis Gonzaga, “un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo que murió muy joven, aquí en Roma, porque se ocupó de las víctimas de la peste”.+
Fuente: AICA