"La educación es el arado que abre surcos en el alma, para sembrar la semilla del Evangelio."

Santo Cura Brochero

Aprovechando las tecnologías de análisis de datos, se logró un alcance sin precedentes en la prestación de seguimiento personalizado a través de servicios de tutoría, mentoría y apoyo emocional en línea.

La pandemia aceleró la transformación digital en la educación, facilitando la adopción de las tecnologías por parte de docentes y estudiantes. Hoy las videoconferencias son algo común y ya no se entregan trabajos impresos, pues las versiones digitales se han impuesto finalmente, cumpliendo con aquel postergado propósito de reducción de uso de papel.

Este periodo también ha estado marcado por algunos desaciertos. Los docentes descubrieron que las evaluaciones en línea, basados en cuestionarios de opción múltiple, les aliviaba la carga de corregir exámenes. Ello generó un retroceso de años de trabajo hacia modelos educativos centrados en competencias. Aún más, dado que los estudiantes encontraban sencillo resolver estas evaluaciones, los docentes se enfocaron en prevenir posibles trampas, lo que llevó a la redacción de preguntas complicadas con opciones diseñadas para inducir errores. Por si eso fuera poco, implementaron también sistemas de reconocimiento facial. Así, los docentes estaban más concentrados en el control y vigilancia que en el aprendizaje.

La pandemia permitió notar la importancia de la salud mental y del acompañamiento socio-emocional para los estudiantes. También reveló que no existe el “estudiante promedio” y que las instituciones educativas debemos gestionar la diversidad de manera eficiente. Aprovechando las tecnologías de análisis de datos, se logró un alcance sin precedentes en la prestación de seguimiento personalizado a través de servicios de tutoría, mentoría y apoyo emocional en línea. Estos enfoques permitieron atender las necesidades de los estudiantes en un momento en que las interacciones sociales estaban limitadas. Se exploraron incluso espacios virtuales de interacción, como plataformas de juegos (por ejemplo, Minecraft) y salas de videoconferencias abiertas, para fomentar el estudio colaborativo. También estuvieron quienes apostaron por la idea del Metaverso, idea que fracasó rápidamente, pero que dejó importantes lecciones para el futuro.

Hoy se observa una tendencia hacia la integración de las experiencias de aprendizaje digitales y físicas en modelos híbridos y flexibles, que permitan al estudiante gestionar su proceso de aprendizaje. Un ejemplo es la incorporación de contenidos de Coursera en la oferta educativa de la UPC desde 2021, un enfoque que ya han adoptado al menos cuatro universidades en Perú. Gracias a esta iniciativa 30,000 estudiantes han obtenido 250 mil certificados de universidades como Yale, Imperial College London, UC Davis y de instituciones como Google, Meta e IBM.

La tendencia hacia lo híbrido también generó tensión sobre la presencialidad luego de terminado el aislamiento, y la solución se buscó en las aulas hyflex, que permitirían que estudiantes presenciales y remotos compartan un mismo espacio de aprendizaje. La mayor parte de estas implementaciones no dieron los resultados esperados, principalmente por no haberse prestado suficiente atención a la preparación docente.

Esta es solo una pequeña lista de aciertos y errores en la implementación reciente de tecnologías educativas, es necesario identificar estas experiencias, analizarlas y compartirlas para que tengan real impacto en el proceso de enseñanza y aprendizaje.  CADE Educación 2023 brinda una oportunidad valiosa para reflexionar sobre estos aspectos.

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