El papa Francisco recibió este jueves 24 de marzo a unos 40 religiosos maristas participantes de la Conferencia General, que tiene lugar cada ocho años y que representa, destacó el pontífice, “un momento potente de reflexión, de lectura de los signos de los tiempos”, así como una manera de “superar las fronteras, no tanto geográficas, sino de mentalidad”.
El pontífice alentó a los religiosos a superar “la concepción ilustrada de la educación que consiste en copiar ideas, ideas, ideas” y que conduce a una perspectiva “ideológica” de la educación.
“Mirar más allá para educar para mirar más allá”, fue el consejo del Santo Padre a los religiosos para llevar a cabo la misión educativa propia de su instituto.
En esta perspectiva, el Papa pide a los maristas que ayuden a los jóvenes en particular a ser, de hecho, a aprender a ser “guardianes de la creación” a través de un “camino educativo” que les permita no caer en lemas superficiales sino madurar en la importancia de la misma. “una ecología integral, que mantenga siempre unidas las dimensiones ambiental y social, el grito de la Tierra y el grito de los pobres”. Esto, dice, es “el horizonte de Dios”.
Mirando hacia delante, sin despegarme de las raíces
“Educar a mirar más allá para enseñar a mirar más allá”, insiste el Papa de improviso. “La educación es un desafío enteramente para la persona, para el pensamiento, los sentimientos, el trabajo de las personas. Pero esta debe mirar más allá”.
Mirar, es decir, “siempre hacia adelante” nunca “hacia atrás”: “Como quien va al timón de un barco: para ver si el rumbo es el correcto, no mira la estela detrás de él, sino que mira hacia adelante, manteniendo un ojo en dos o tres puntos de referencia que le den orientación”. Lo cual, sin embargo, “no significa despegarse de las propias raíces. ¡Absolutamente no! No hay contradicción entre fidelidad a las raíces y apertura universal: es continuidad, es crecimiento normal. Al contrario, según el modelo de Cristo Señor, es precisamente permaneciendo fieles hasta el fin del pacto de amor con el pueblo que nos ha sido confiado, que nuestro servicio se hace fecundo para todos, por el poder de la gracia”.
Más allá de la mentalidad mundana
A continuación, Francisco indica las prioridades para “poner las cosas en su justo orden” durante este tiempo de Cuaresma: “En primer lugar Dios y su Palabra”. Fácil de decir, pero difícil de hacer, “sobre todo cuando la Palabra nos pide ‘mirar más allá’”. “Más allá”, es decir, dice el papa Francisco, “de la mentalidad mundana, más allá de los intereses efímeros, más allá de una perspectiva parcial, para abrirse al horizonte de una fraternidad universal”.
Precisamente la fraternidad, subrayó el pontífice, es la misión primordial que hay que realizar hoy, en una “realidad cambiante, con las características de las nuevas generaciones”. Los jóvenes, señaló el papa Francisco, por ejemplo, están mostrando “sensibilidad e interés” por la ecología.
Aquí hay un gran campo de educación; porque desgraciadamente la mentalidad mundana -permítanme el juego de palabras- también contamina la ecología, la reduce, la hace ideológica y superficial. En cambio, el horizonte de Dios es el de una ecología integral, que mantiene siempre juntas las dimensiones ambiental y social, el grito de la Tierra y el grito de los pobres.
“Los niños y los jóvenes están predispuestos a convertirse en custodios de la creación, pero tienen que aprender que esto no es sólo un eslogan, no es sólo una denuncia, es una forma de vida, requiere paciencia, fortaleza, templanza, justicia”, afirmó el Papa. En definitiva, “no se nace siendo custodio de la Creación, sino que se llega a serlo a través de un camino educativo”.
El ejemplo de la ecología puede aplicarse a otros campos, como el del compromiso social y político, el de la comunicación, o incluso antes el del estudio y el trabajo, siempre, recomienda el pontífice, “visto desde el punto de vista de la promoción integral de la persona”. Todo esto pertenece a los maristas, como religiosos, porque la “educación espiritual” es “la base del crecimiento integral”.
“Jesucristo -expresó Francisco- es el Maestro de la vida y de la verdad, el camino a seguir para llegar a ser hombres y mujeres en plenitud, y el Espíritu Santo es el Maestro interior que forma a Cristo en nosotros. ¡Qué vocación, qué misión, hermanos, cooperar con Cristo y el Espíritu para acompañar a los jóvenes en esta aventura! Es realmente demasiado grande para nosotros, pobres pecadores”.
Sin embargo, Dios -concluyó el Papa, citando las palabras de la Virgen en el Magnificat- ama hacer grandes cosas con los pequeños y los pobres, con tal de que se abran humildemente a Él y acojan su Palabra, poniéndose a su disposición”.+