"La educación es el arado que abre surcos en el alma, para sembrar la semilla del Evangelio."

Santo Cura Brochero

En el tiempo de adviento, las comunidades preparan también sus cierres académicos y sus memorias agradecidas. También la Junta en ese mismo camino y en estas comunicaciones hace su memoria agradecida y esperanzada como nos invita este tiempo esperando al NIÑO.

Cerramos este año reconociendo el inmenso esfuerzo de cada integrante de las Comunidades Educativas que con empeño e ilusión construyeron modos de hacer educación basados prioritariamente en el cuidado y la caridad. Nos atravesó un tiempo de inusitadas dificultades de toda índole y, sin embargo, se pudo hacer comunión con discernimiento en los diferentes encuentros con cercanía y fraternidad. Nos hemos encontrado con experiencias de estudiantes y familias como también de docentes y personal de la escuela, atravesados por el dolor y el desconcierto, pero confiados en la escuela como una Institución de cobijo y aliento. Las comunidades hicieron experiencias innovadoras para sostener trayectorias educativas con nuevas experticias tecnológicas,  con  todo el personal dispuesto a sobrellevar un tiempo por demás desconocido, pero buscando cuidar una presencialidad que implicaba un alto grado de responsabilidad y compromiso.  Hábitos nuevos habitaron la escuela y, sin embargo, hay experiencias de vida personal y comunitaria que nos volvieron siempre a pensar cada uno de nuestros actos en los valores tradicionales de la identidad de escuelas católicas: brindar una experiencia trascendente, personalizante e integral entre todos los miembros de una Institución: Evangelizar educando y educar evangelizando. Esto supone siempre el encuentro y el diálogo y eso es un aprendizaje para todos en todos los momentos de la vida. Y siempre podrá ser mejor. Como Junta de Educación Católica de la Arquidiócesis agradecemos el compromiso, la cercanía y la solidez de laicos y consagrados que en la gestión de las Instituciones han abordado cada circunstancia en una comunicación fluida para el discernimiento de posibles caminos para la ayuda y el cuidado, con la humildad de San José y su vocación de protección.

Pero cada escuela en su contexto, circunstancia e identidad es también testigo y parte de un tiempo local y global con enormes contradicciones, desigualdades,  inequidades  y desabrigos existenciales lo que supondrá para toda la educación en el tiempo venidero y como nunca antes, fortalecer una pedagogía  de la reflexión a la vez que de la creatividad , como valentía de la esperanza para crear posibilidades  siempre pensando en el bien común y el prójimo  con caminos de sinodalidad y encuentro.

Para finalizar, damos gracias como Comunidad Diocesana al servicio de los 23 años de Monseñor Carlos Ñáñez como pastor que acompañó a la sociedad cordobesa con entrega generosa. Así mismo, esperamos confiados, con alegría, compromiso y dedicación la presencia de Nuestro nuevo Arzobispo Ángel Rossi pidiéndole a la madre la protección para el camino pastoral que inicia.

Reconocemos y agradecemos también la cercanía y buena predisposición de todos los organismos e instituciones sociales y gubernamentales que trabajaron fraternalmente junto a JAEC en las circunstancias de crisis de este tiempo.

Auguramos una navidad amorosa, cuidada, austera y solidaria para todas las Comunidades, sus miembros y sus afectos cercanos.  Que nuestro corazón se haga pesebre y aloje en la humidad al más grande naciendo como NIÑO. Que podamos mirar al que sufre y al que nos necesita y salir a su encuentro como San José en la sencillez más sabia y poderosa, la del amor cristiano.

Que podamos alegrarnos con la ternura de los niños por sabernos juntos y crezcamos como ellos en superar los miedos que la pandemia va generando a su paso.

Que el Año nuevo inaugure modos nuevos de amar y ser más humanos creyendo confiadamente que ÉL es CAMINO, VERDAD… Y VIDA.

Es el deseo de todos los miembros de la JAEC

Con cariño renovado,
LIC. ANA CAROLINA PARMA, PRESIDENTE JAEC

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