• Día del EDUCADOR CATÓLICO

  • Santa Misa: Solemnidad de Corpus Crhisti

  • UBP + JAEC Conocé los beneficios a los que podés acceder

  • ¡Tu Pueblo te espera!

Best For Your Success.

Innovative Solutions To Move Your Business Forward.

Invest in Our Company and Have Healthy Profits for Long Term

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing.

Horem ipsum dolor consectetuer Lorem ipsum simply dummy orem commodor adip.

Discover More

Horem ipsum dolor consectetuer Lorem ipsum simply dummy orem commodor adip.

Discover More

Horem ipsum dolor consectetuer Lorem ipsum simply dummy orem commodor adip.

Discover More

Grow Customer Relationships Via Technology Solutions.

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing. Horem ipsum dolor consectetuer Lorem ipsum simply dummy orem commodor adip.

Awesome Portfolio

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing.

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing.

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing.

Gordo Novak

Founder/ CEO

Horem ipsum dolor consectetuer adc Lorem ipsum consecte simply dummy orem commodor adipiscing.

Gordo Novak

Founder/ CEO

Latest Articles

We create unique and efficient digital solutions. Horem ipsum dolor consectetuer Horem ipsum dolor consectetuer ipsum orem commodor

Iglesia en salida, aún en pandemia

Eduardo Casas

La pandemia es, para los creyentes, un “kairós” de Dios, un tiempo oportuno de la gracia. El Espíritu de Dios está impulsando ya hace algun tiempo en la Iglesia y lo está confirmando hoy desde la sinodalidad que es preciso crear el diseño de una nueva estructuración eclesial, en lo organizativo, en lo funcional y en la profundidad de su ser comunitario.

El Papa Francisco ha hablado de “inversión de la pirámide” como una nueva redistribución de la misión eclesial, en corresponsabilidad de servicio y de cuidado, sobre todo de los que siempre estuvieron “abajo” en el diseño de la pirámide tradicional de poder. Además ha señalado que la “sinodalidad”, el camino de fe hecho junto al Pueblo de Dios, es lo que nos permitirá transitar -todos juntos- este momento del peregrinar de nuestra historia. La Iglesia no camina fuera del camino humano, del sendero colectivo que todos tenemos en una sola y única humanidad.

Nos llegará también el momento comunitario de comprender juntos las experiencias vividas y los aprendizajes realizados. Nada será como antes después de esta pandemia.  Los seres humanos estamos continuamente en proceso de realización. El Dios del Reino y el Reino de Dios -anunciado por Jesús- no son abstracciones. Dios cuenta con la humanidad para llevar adelante la historia de este presente desafiante. Somos protagonistas de uno de los momentos más importantes del siglo XXI.

Tenemos que diseñar sinodalmente (con todos y entre todos) un modo de ser sociedad e Iglesia para la post-pandemia. Son tiempos para decir menos y escuchar más; para la consolación y la misericordia; para acompañar los múltiples sufrimientos humanos; para crear  procesos de discernimiento y de acompañamiento que respondan a todas y a las reales necesidades que ha suscitado la pandemia; para volver a la fuente del propio interior; para recuperar nuestra fe en lo humano y restaurar el rostro humano de nuestra fe; y descubrir al Dios escondido, al Dios secreto y oculto; al Dios de la Resurrección y la vida. El Señor nos ha dicho “Yo soy el Camino” (14,6): solamente hay que seguirlo para ver por qué dirección nos lleva aquí y ahora en este presente de la historia. Como el Pueblo de Israel peregrinando por el desierto a la Tierra de las promesas de Dios, así también nosotros, con Dios como una columna de fuego y luz, debemos transitar este momento para llegar al destino que nos tiene señalado en este tramo de la historia.

Este es un tiempo de luz, a pesar de que algunos lo perciban como un momento sombrío. Es tiempo de alumbramiento y de parto colectivo, especialmente para los creyentes consiste una Pascua, un paso de transformación; y una Navidad, un nuevo alumbramiento de Dios en el mundo: ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” (Jn 16,20-22).

Se abre un tiempo de cambio profundo y no tenemos la planificación metodológica para hacer la transformación necesaria. Estamos aprendiendo en la marcha y  llenos de desconcierto y de perplejidad, una vez más preguntamos ¿cómo será esto? (Lc 1,34). Esa misma pregunta, una joven inexperta de Nazaret la hizo perturbada por el anuncio que sorpresivamente le hizo un Ángel de parte de Dios. Su actitud consistió en abrirse confiada a la propuesta y a la invitación de Dios cuya respuesta inédita, no esperada, ni sospechada fue: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1,35). Esa inusitada respuesta inauguró, por y para siempre, un nuevo y definitivo tiempo para el mundo.

Tal vez nosotros, como María, al preguntar cómo será el futuro post-pandemia, debamos abandonarnos a una entrega serena en la acción del Espíritu que, junto al Señor Resucitado, “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).

Es tiempo de un nuevo profetismo en el Pueblo de Dios que posibilite re-lecturas constructoras de sentido para interpretar la realidad emergente y nos permita encontrar una narrativa adecuada a esta experiencia que estamos transitando y a una necesaria resignificación en la comprensión de las situaciones que vivimos.

Algunos son pesimistas frente a las consecuencias de la pandemia y a la posibilidad de realizar algún cambio; otros, sin dejar de ser realistas, son impulsores de un horizonte distinto. No importa si es a corto o a largo plazo. La esperanza es promotora de la utopía de una sociedad mejor posible y este anhelo no es una evasión. Es un derecho y un deber que tenemos: procurar un mundo post-pandemia mejor del que existió pre-pandemia.

La Iglesia en salida de la que habla el Papa Francisco empieza por salir de lenguajes que ya no dicen nada; salir de presupuestos de fe que los demás no tienen, salir de paradigmas que ya no funcionan; salir de organizaciones que son caducas y no responden a las necesidades reales de la gente; salir de estilos eclesiales que ya no se entienden en la sociedad; salir de la autorreferencialidad eclesial en la cual solo nos miramos y actuamos entre nosotros.

La Iglesia en salida es primero una actitud interior que no tiene nada que ver con que los templos tengan la puertas cerradas o abiertas. El distanciamiento social no supone un confinamiento espiritual: “no intentemos reabrir las puertas que el Espíritu va cerrando. Esto exige nuestra colaboración, creatividad, iniciativa y conversión. ¿Seremos capaces de discernir  en estas puertas que se cierran y se abren, un nuevo signo de los tiempos, una siempre nueva y sorpresiva acción del Espíritu del Señor?”.[1]

Abramos nuestras puertas a la novedad a la cual nos invita la época que estamos transitando y el tiempo nuevo que estamos inaugurando. Es hora de que los vinos nuevos comiencen a tener también odres nuevos.

Para los creyentes, el Evangelio sigue siendo la mejor oferta de sentido que es posible hacer a la humanidad y a la historia. La mejor oferta de humanidad y de humanización. El cristianismo es un humanismo dialogal, no cerrado, ni clausurado, ni fundamentalista. Es un humanismo integral que abarca todo lo humano e integrado en todo humano y en la posibilidad de todas sus diversas culturas.

Ahora lo más importante es aquello que aún no vemos, aquello incluso que aún no existe: aquello que, entre todos, podemos crear, inventar, diseñar y construir. Hay momentos históricos en el que la humanidad se autopercibe como lo que realmente es: una sola comunidad humana, un solo colectivo global.

Es tiempo de aprender juntos a vivir de manera diferente. Tenemos que sobrevivir esta pandemia para poder vivir,  como sociedad y como Iglesia, a partir de los cambios posibles. No importa que sean progresivos y lentos. Lo importante es que sean conscientes y sostenidos.

[1] Religión Digital. Víctor Codina. Puertas abiertas, puertas cerradas. (01.06.2020) https://www.religiondigital.org/opinion/Victor-Codima-Puertas-abiertas-cerradas_0_2235976411.html