Un aporte desde Gregorio de Nisa
Pbro. Dr. Alejandro Nicola
Imagen: San Gregorio de Nisa
- Introducción
La invitación del Papa Francisco para realizar un proceso sinodal en toda la Iglesia universal en vistas a la realización del próximo Sínodo de los Obispos 2023 supone un camino hecho junto a otros (diócesis, parroquias, colegios, movimientos, asociaciones, etc.) desde distintas perspectivas: metodológicas, pedagógicas, filosóficas, pastorales, teológicas y espirituales. En esta ocasión les proponemos un pequeño análisis de un texto de un autor de los primeros tiempos de la Iglesia que da testimonio de esta forma particular de vivir de la comunidad eclesial.
La rica experiencia de la sinodalidad eclesial del primer milenio cristiano es múltiplemente atestiguada por los Padres de la Iglesia. Si bien es cierto que en los autores patrísticos no hay un desarrollo sistemático de lo eclesiológico y por ende de lo sinodal, sin embargo pueden descubrirse en sus escritos muchísimas referencias que ayudan a una mejor comprensión de este elemento fundamental de la eclesiología que hoy es reclamada por la reflexión teológica.
Gregorio de Nisa es uno de los grandes Padres de Oriente que mayor influencia ha tenido en el desarrollo del pensamiento sistemático de la Iglesia. El Niseno es capaz de realizar una reflexión aguda que va desde los avatares históricos de la existencia de la Iglesia del s. IV del cual fue protagonista hasta una contemplación místico – dogmática del misterio de la Iglesia. Este pensamiento es producto de su capacidad de establecer un rico diálogo intercultural tomado de la confluencia de la filosofía, las ciencias médicas y las Sagradas Escrituras. Lo diverso y contrapuesto de diferentes lecturas hacen de él un escritor vivo en la manera de responder a las cuestiones tanto en lo diacrónico como sincrónico y que no se deja fácilmente encasillar desde un solo posicionamiento filosófico o teológico. Así su manera de hacer teología desafía el presente, pensando el pasado para proyectar el futuro. Las Homilías sobre el Cantar de los Cantares (In Cant) son una de las obras finales en la vida del santo capadocio, son su “canción de cisne”. Ellas guardan en su interior una gran riqueza espiritual, exegética y teológica.
En el siguiente artículo, a partir de una cita de la Homilía XIII del In Cant, nos proponemos observar la tensión que el autor plantea entre el todo y la parte que deviene en una tensión armonía-discordia en la perspectiva sinodal de la iglesia. Luego de la consideración del binomio paulino ἀπαρχή-φύραμα (primicia-masa común) que contiene dicha tensión se procede a mostrar cómo la noción de σύμπνοια (acuerdo de voluntades) es un concepto articulador de la eclesiología nisena que permite encontrar una resolución de la problemática planteada.
- Las tensiones en la construcción de la Iglesia.
Un texto para comenzar (es un texto largo, pero como es una cita textual de Gregorio conviene leerla toda entera para comprender mejor el planteo):
“(Cristo) después de atraer de una vez por todas las primicias (ἀπαρχῇ) de la naturaleza efímera de la carne que había asumido gracias a la incorruptible virginidad, siempre santifica conjuntamente (συναγιάζει), con esa primicias la masa común (τὸ κοινὸν…φύραμα), -a su propia naturaleza y a la nuestra-, a través de la unidad (κοινωνίαν), (en la persona de aquellos que se unen a él por la participación de los sacramentos), del misterio nutre su cuerpo que es la Iglesia y adapta (καταλλήλως), firmemente al cuerpo común (κοινῷ σώματι), los miembros que nacen en Él, por medio de la fe.
Él hace armonioso (ἐναρμόζων), todo y hace que se dispongan (διατιθείς), proporcionadamente (ἁρμοδίως), aquellos que creen ser ojos, boca, manos y los otros miembros. Así, en efecto dice Pablo: “uno solo es el cuerpo pero muchos son los miembros”. Pero los miembros no han tenido todos la misma función, uno es el ojo del cuerpo y no desprecia la mano y aquel que es la cabeza no rechaza los pies, sino todo el cuerpo en sus varios miembros, mezclados (συγκέκραται), en la diversidad (ποικιλίᾳ), de las operaciones, a fin de que las partes (τὰ μέρη), no estén en discordia (στασιάζῃ), con el todo. Después de haber propuesto por la vía de los símbolos tal doctrina, el Apóstol clarifica su hablar cuando dice que Dios pone en la Iglesia los apóstoles, profetas, doctores, pastores a fin de perfeccionar (καταρτισμόν), a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos arribemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a constituir al hombre perfecto en la medida que conviene a la plena madurez en Cristo. Y ahora dice: crecemos en todo aspecto en él, que es la cabeza, es decir el Cristo, del cual todo el cuerpo, bien conexo (συναρμολογούμενον), y compaginado (συμβιβαζόμενον), a través de todos los ligámenes que lo alimentan según la operación en la medida relativa a cada una de las partes, realiza el aumento del cuerpo hacia la propia edificación en el amor” (In Cant. XIII, 381. 19 ss.)
2.1. Marco general
En este texto se observa un entramado de citas explícitas (Rom 12, 4; 1 Cor 12, 12-28; Ef 4, 11-16) y otras supuestas (Ef 5, 29-32) de la doctrina paulina de la Iglesia como cuerpo de Cristo. En líneas generales, se trata de una imagen bastante frecuente en el mundo griego antiguo: la comparación entre la comunidad, el organismo humano y los diferentes miembros. Pero el apóstol introduce novedosamente en ese esquema la relación original entre Cristo y la Iglesia desde el ángulo que supone la relación entre la cabeza con el cuerpo. El dato bíblico ocupa un lugar central y primario en la reflexión nisena con respecto a la cuestión de la corporalidad eclesial. Junto con ello, también debe afirmarse que Gregorio tiene en el horizonte de su reflexión la doctrina tradicional que recibió sobre la Iglesia en ese aspecto. La autoconciencia de la Iglesia de los primeros siglos fue creciendo progresivamente y fue cayendo en la cuenta que no se trataba simplemente de un ente sociológico sino que tuvo la convicción de ser la prolongación del misterio misericordioso de Dios y de la acción salvífica de Jesucristo. El Niseno tiene un papel importante en ese sentido arriesgando un paso significativo de la doctrina referida, asumiendo lo recibido pero desplegando sobre todo la dimensión místico-espiritual. Afirma Mosshammer que la visión nisena de la Iglesia se encuentra implicada en el gran drama histórico que supone construir el cuerpo de Cristo en orden a lograr la perfecta unidad de los hombres que fue interrumpida por el pecado[1].
2.2. Una tensión: la relación entre el todo y la parte.
En el párrafo del In Cant que se viene analizando, Gregorio rescata significativamente el binomio paulino ἀπαρχή-φύραμα (primicias-masa común) en una perspectiva que guarda cierta tirantez. La misma tiene que ver con aquella que existe entre el todo y la parte, entre lo particular y lo universal, la unidad y la diversidad, lo uno y lo múltiple. El Niseno, al utilizar una construcción dialéctica, llama la atención sobre un fenómeno complejo y de gran profundidad que necesita ser tenido en cuenta en su comprensión. En la antigüedad clásica fue un punto común la discusión entre la primacía de lo uno y lo múltiple, y el principio donde el todo es más que la mera suma de las partes. El Capadocio, sin explicitar esta pugna, parece recoger estas ideas de fondo para el planteo eclesial. En ese sentido vale la pena advertir que detrás de ese debate sería erróneo reducir el todo a la parte sin detrimento de una pérdida en su consideración cualitativa. También el todo supone una complejidad integral en situación relativa con aspectos, elementos y partes que lo componen que poseen características peculiares.
2.3. Un concepto articulador: la σύμπνοια.
Gregorio de Nisa es heredero de los conocimientos médicos de la época y del estoicismo en lo que se refiere al cuerpo y su vínculo con cada uno de los órganos que lo constituyen, sobre todo a partir de la noción de σύμπνοια[2]. Este término significa el acuerdo de voluntades, en el más común de los sentidos. Pero este concepto le permite al Niseno amalgamar otros sentidos y matices que se convierten en verdaderos núcleos significativos de su pensamiento a partir del mismo.
2.3.1. Perspectiva metafísica.
El obispo de Nisa a través de este concepto sostiene la coherencia de todos los seres en cuanto la dependencia ontológica de Aquel que es la existencia misma (cf. In Eccl GNO V, 406, 2-407,15). Allí se da una comunión de todo lo existente pero con la clara distinción entre lo creado y lo increado, sin dejar lugar a dudas a ningún tipo de confusión. Al realizar la afirmación de que nada existe sino es a partir del Ser divino, todas las voluntades libres se fundamentan allí. Y si el Ser divino es lo mismo que el Bien, la voluntad no existe sino es en un ordenamiento al bien. Por esa razón, el mal, como no adhesión al bien, genera una ruptura de la σύμπνοια.
2.3.2. Perspectiva Trinitaria.
Gregorio, en su obra Contra Eunomio, al referirse a la unidad de las personas divinas y al orden de cada una de ellas entre sí, no señala una jerarquización o inferioridad de unas con respecto a las otras sino la conspiración-confluencia (σύμπνοια) de tres en Uno (cf. Eun GNO I , 86, 6).
2.3.3 Perspectiva cristológica.
El obispo de Nisa utiliza el término σύμπνοια para explicitar la solidaridad existente entre los miembros del Cuerpo de Cristo afirmando la misma naturaleza (ὁμοφυής), y sustancia (ὁμοούσιος), entre la cabeza y el cuerpo a través de una afinidad (συμφυΐα) de cada miembro con respecto al todo. Eso se explica al igual que lo que sucede desde una única conspiración (διὰ μιᾶς συμπνοίας) que es la solidaridad (συμπάθεια) de las partes hacia el todo. En la IV Homilía del In Cant, Gregorio ha usado el concepto para hablar del modo armonioso de unión de las dos naturalezas en Cristo (cf. In Cant IV, 108, 9).
2.3.4. Perspectiva cosmológica-antropológica.
En lo que respecta al mundo material su σύμπνοια se muestra como un acuerdo de la totalidad del universo donde distinción y oposición de las naturalezas no rompen la σύμπνοια general (cf. Or Cat. GNO III/4, 20-21). Por otra parte, Gregorio establece un paralelismo entre los elementos del universo (macrocosmos) y el cuerpo humano (microcosmos). En el hombre también puede encontrarse la armonía que se halla en el cosmos cuyo artista y creador es Dios (cf. Inscr GNO V, 32, 16-22). Hay una gran combinación entre el movimiento y la estabilidad, estando el uno en lo otro y viceversa, o sea un concurso de elementos diversos y contrarios donde conspiran acordemente. En este sentido puede observarse nuevamente, como en otras partes, el pensamiento propio del autor que supone la comprensión de la paradoja[3].
2.3.5. Perspectiva eclesiológica.
Gregorio utiliza el término estudiado cuando se trata de una entente para la elección de un obispo (cf. Epist 17). También en lo que se refiere a la diversidad de vocaciones en la Iglesia que consienten y conspiran-confluyen para un mismo propósito (cf. Beat 8). Y sobre todo en lo que respecta a la participación en el cuerpo de Cristo: a través de la σύμπνοια se posibilita participar de su fuerza de vida. Por lo tanto aquellos que se han separado de la iglesia son débiles. A pesar de que una parte débil se encuentre unida a la totalidad, la σύμπνοια sigue siendo más fuerte que aquella que pertenece a un cuerpo corrompido (cf. Eun GNO, I, 25, 17). En ese sentido para el obispo de Nisa tendrá una aplicación especial para explicitar la cuestión de la herejía que rompe la unidad de la túnica de la Iglesia separándose de esa comunicación vital con la iglesia.
2.3.6. Perspectiva escatológica.
Aunque no utilice el vocablo σύμπνοια para hablar de ello, tiene que ver con la armonía del final de los tiempos, como reconstitución de la ruptura provocada por el pecado. Aquí utiliza el termino συμφωνία (sinfonía), como una armonía sin disonancias (cf. An et Res 46, 69c; Or Cat GNO III/4, 80, 19).
2.4. Dimensión paradójica-esponsal de la iglesia.
Teniendo en cuenta las perspectivas enunciadas, se debe decir que las mismas subyacen en el párrafo gregoriano citado al comenzar este artículo. Allí el Capadocio juega entre la armonía y la discordia que manifiestan cierta oposición dadas entre la manera mezclada de estar unidos (συγκέκραται) de cada uno de los miembros con el cuerpo entero.
Si bien es cierto que en el fragmento que se analiza no se encuentra el término σύμπνοια, si aparecen expresiones que describen la condición armónica. La misma está señalada por el uso de las construcciones semánticas que utilizan -ἁρμο- (de donde se forma el vocablo armonía):
* Un todo armonioso (πᾶν ἐναρμόζων) (cf. In Cant XIII, 382, 4): señalando la cualidad final del todo, o sea el cuerpo eclesial, y que tiene por sujeto a Cristo.
* Disposición proporcionada (ἁρμοδίως) (cf. In Cant XIII, 382, 6): que muestra el modo en que las partes convenientemente han sido dispuestas por alguien que ha ejecutado dicha acción (εὐπρεπές/διατιθείς).
* Cuerpo conexo y compaginado (συναρμολογούμενον – συμβιβαζόμενον), (cf. In Cant XIII, 382, 22): características propias de una compaginación bien compacta según las proporciones correspondientes, lo cual permite que el cuerpo eclesial pueda crecer notablemente.
De esa manera la armonía parece ser la característica que acompaña a un proceso constructivo desde su comienzo, su ejecución y desarrollo, y apunta a su fin. Así, de esta forma, se muestra un equilibrio proporcional entre las partes del todo desde una paradójica articulación y unión. Por esa razón se puede observar un desarrollo constitutivo semejante a la creación primera que permite adjetivar a la Iglesia como nueva creación[4]. Pero también aparece la discordia. La misma se señala a partir del término στασιάζῃ. Probablemente, Gregorio está recordando la utilización que de ese concepto hace Platón en la República[5]. Allí se dice que al cuerpo le basta recibir un leve impulso exterior para inclinarse a la enfermedad y que a veces la disensión o discordia (στάσις), nace desde dentro, en su propio seno, sin causa exterior. Lo mismo suele ocurrirle a la ciudad que muchas veces puede experimentar la discordia ad intra sin que intervengan otros de afuera. Teniendo en cuenta ese particular relieve de dicha expresión, quizás podría observarse allí una ligera consideración a la situación histórica en la que el obispo de Nisa vivió. Ésta tiene que ver con aquellas controversias teológicas que mantuvieron dividida a la comunidad eclesial. El Niseno fue protagonista, muchas veces junto con Basilio Magno y Gregorio de Nacianzo, de la lucha con ciertas herejías y conflictos eclesiásticos que incluso llegaron a alejarlo de su sede episcopal[6]. Un detalle con respecto a esto tiene que ver con la intencionalidad con la que coloca la cita de Ef 4,11-13 que relaciona la misión fundamental que tienen aquellos que conducen al pueblo para su perfeccionamiento a través de “la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios”. En ese sentido el Niseno señala en una de sus cartas el rol que le toca al obispo de cuidar la unidad de tal manera “que quienes se han apartado vuelvan a la armonía del único cuerpo” (cf. Epist. 17, 230, 8).
Por lo tanto, Gregorio podría estar señalando un aspecto de la convivencia en el ámbito eclesial en referencia a la unidad y la división. Por esa razón, podría verse contenida una consideración realista de la experiencia histórico-eclesial propia de aquella época. De esa manera, según la expresión platónica antes citada, así como la ciudad, también la Iglesia puede sufrir hacia adentro la discordia proveniente de sus propios miembros. Ésta, sin embargo, no parece quedarse en un determinismo, sino que manifiesta un dinamismo superador al estar planteado dentro del contexto de la edificación y nutrición. Por ello se puede observar cómo al ser el In Cant una obra postrera recapitula también las conflictivas circunstancias históricas que vivió una comunidad del s. IV que son asumidas por la reflexión teológico-espiritual.
Por otra parte, la observación de los términos primicias – masa común (φύραμα-ἀπαρχή), encuentran una vinculación mutua a través de una acción: la santificación conjunta y simultánea (συναγιάζει). Dicho movimiento supone que la salvación fluye de uno al otro. La santificación del Logos en la realidad humana de Cristo está extendiéndose lejos a toda la masa de la naturaleza humana, de la cual se toman las primicias. La realidad humana de Cristo que está asumida por el Logos divino, significa sólo una primicia, es decir, representa sólo un inicio, pero que, sin embargo, representa al todo. Se pone aquí el acento en el papel activo de Cristo. Esta expansión del efecto de la encarnación se puede ver en el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia y de esa manera por trasposición analógica un nuevo binomio puede atenderse que recibe la carga conceptual que venía desarrollando: Cristo-Cabeza / Iglesia-Cuerpo.
De ello se sigue una consecuencia soteriológica: la Cabeza vuelve conforme consigo misma a todo el cuerpo y a cada miembro precisamente según sus características individuales. Esta santificación produce un nexo misterioso que genera la unidad entre (συγκέκραται), los miembros y la cabeza, entre lo opuestamente inconciliable a través de una nutrición particular: la vida sacramental.
Juntamente con matiz de simultaneidad puede apreciarse así el carácter paradójico que mantiene para Obispo de Nisa la consideración acerca de la doctrina de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Y en ese sentido no debe olvidarse que esta reflexión cae bajo la perspectiva esponsal ya que la iglesia ha sido configurada por Cristo, según Gregorio, con forma de esposa (cf. In Cant. VII, GNO VI, 230, 5-6). De esa manera se puede afirmar que la corporalidad eclesial guarda una dimensión paradójica-esponsal.
- Conclusión
El obispo de Nisa en sus Homilías sobre el Cantar plantea una tensión permanente en la corporalidad eclesial dada por la experiencia de la tirantez que se da entre armonía y la discordia, entre el todo y la parte. A partir de las expresiones paulinas sobre la Iglesia, cuerpo de Cristo, y con los conocimientos científicos de la época (medicina, estoicismo) en lo que se refiere al cuerpo y su vínculo con cada uno de los órganos que lo constituyen, el Niseno tiene presente e introduce el concepto σύμπνοια como un aporte de la cultura profana a la reflexión cultural cristiana. De esa manera de pensar se desprende un marco referencial para poder entender la relación de cada uno de los miembros de la Iglesia con el todo del cuerpo eclesial (unidad-diversidad).
Pero sobre todo el Capadocio juega entre la armonía y la discordia que manifiestan cierta oposición dadas entre la manera mezclada de estar unidos (συγκέκραται) de cada uno de los miembros con el cuerpo entero (Cristo-Cabeza/ miembros-Iglesia). De esa manera la armonía parece ser la característica que acompaña a un proceso constructivo desde su comienzo, su ejecución y desarrollo, y apunta a su fin. Así se muestra un equilibrio proporcional entre las partes del todo desde una paradójica articulación y unión.
Este aporte a la eclesiología enriquece el pensamiento sobre el contenido y ejercicio de la sinodalidad en la Iglesia desde la articulación conceptual producto de un valioso diálogo intercultural que conviene ser rescatado. De esta manera la tensión armonía-discordia se muestra como configuradora de los procesos sinodales necesarios para el crecimiento de la comunidad eclesial desde sus diversas y variadas expresiones.
[1] Cf. Alden Mosshammer, «Gregory´s intelectual development: a comparasion of the Homilies on the Beatitudes with the Homilies on the Song of the Song», en Gregory of Nissa, Homilies on the Beatitudes, An English Version with Commentary and Supporting Studies. Proceedings of the Eighth International Colloquium on Gregory of Nyssa (Paderborn, 14-18 September 1998) ed. por Hubertus Drobner e Albert Viciano (Leiden: Brill, 2000): 381.
[2] Cf. Jean Daniélou, L´ être et le temps chez Grégoire de Nysse (Leiden: Brill, 1970), 51-74. J. Gil Tamayo, Diccionario de San Gregorio de Nisa, s.v, «sympnoia (conspiración)» 815-819.
[3] Cf. Alejandro Nicola, La estructura paradojal de la corporalidad eclesial en las Homilías sobre el Cantar de los Cantares de Gregorio de Nisa, Colección Thesys 31, (Córdoba: EDUCC, 2020), 93-108.
[4] Ibid., 230-236.
[5] Platón, Rep. 556e.
[6] Cf. Pierre Maraval, Diccionario de San Gregorio de Nisa, s.v. «Biografía de Gregorio de Nisa», 194-208.