Por: Prof. Cecilia Gatti
No es fácil escribir en contextos tan difíciles como los que atraviesa nuestra querida provincia, pero compartimos con muchos la certeza que más allá de nuestras pequeñas o grandes historias, Dios guía la historia y de grandes males comunes, sabe hacer brotar nueva vida. Creo que la educación puede ser un camino de transformación y así lo pienso aún hoy cuando las coordenadas históricas y socioculturales nos plantean nuevos desafíos como dijo el Papa Francisco hace pocos días a un grupo de empresarios obstinados por refundar la economía:
“…Miren lejos, en perspectiva; miren a qué desafío debemos ir después del COVID .De una crisis no se sale igual: o se sale mejor o peor. O “barnizamos” el sistema socioeconómico actual (y seguimos marginando gente) o ensayamos otra cosa. Ustedes son los que saben ¡Adelante! …” (Mensaje a los organizadores de Economy of Francisco, agosto 2020)
De las palabras del Papa Francisco me resuenan fuerte MIRAR, DESAFÍO, ENSAYAR OTRA COSA, y entonces me pregunto: ¿Qué elecciones podemos tomar para salir mejores? Utilizando la metáfora del camino y los senderos que se bifurcan presentaré cuatro encrucijadas desde lo que elegimos como educación para y hacia la fraternidad.
Me gustaría comenzar con un relato que debo al rabino de Córdoba Marcelo Polakoff que, en un encuentro, nos desafió a pensar que, aunque nuestra formación como docentes ha sido enmarcada en la tradición occidental y cristiana, no obstante, los antecedentes educativos semíticos son anteriores y que la tradición del Antiguo Testamento puede dar una clave de lectura que muchos de nosotros ignoramos. Así el rabino nos preguntó si nosotros alguna vez habíamos leído más allá del horrible asesinato de Caín en el Génesis. Los que estábamos presentes dijimos que no. Finalmente, el Rabino nos introdujo en algo que considero, importantísimo para el camino que queremos recorrer juntos. La escritura dice que cuando Caín asesina a su hermano Dios lo busca y “¿le pregunta dónde está tu hermano?”, frente a la pregunta Caín responde “Soy acaso yo, el guardián de mi hermano”[1] y Dios le hace ver las consecuencias de su asesinato, no obstante, lo protege haciéndole una señal en la frente para protegerlo de la cadena de odio que el mismo ha generado. Es en esta parte del relato que muestra lo que será el futuro de Caín: tendrá un hijo y fundará una ciudad que en hebreo es חינוך ENOC
¿Qué significa educación?, y aquí el primer paso del camino a recorrer, los semitas comprendían que era necesaria la educación para un nuevo comienzo, para una nueva vida y una nueva sociedad. Ya no se podía borrar la muerte, pero se podía recomenzar por un camino que refundara el vínculo entre las personas y por esto el camino que les invito a recorrer es como plantea el documento un camino que va de Babel a Pentecostés, pero dónde en cada bifurcación habrá que hacer elecciones serias, pero libres nos encaminamos hacia la primera.
La elección fraterna, que surge hoy como un imperativo, como plantea el Papa Francisco en “ Hermanos Todos”. Aquí se juega otro punto central de nuestro camino, “solos o junto a otros” porque nos preguntamos ¿será la escuela uno de los pocos y últimos lugares que acoge muchedumbres, produce aglutinaciones, admite y promueve dependencias y libertades, instaura cuidados, asistencias, comunidades, teniendo en cuenta a padres, el barrio, tierra de reciprocidades; sitio donde la gente está junta de alguna forma, haciendo alguna otra cosa que no sea consumir; el lugar donde volver a redescubrir que es nuestro ser hermanos?
Pero corremos un riesgo, cuando la construcción de ese camino que está controlado por nosotros, puede dejar de ser fraterna. Una frase que siempre me acompañó fue “que sea el amor quien guíe la inteligencia y no a la inversa… “como me decía una docente de República Dominicana, “solo el amor me hizo entender, en esta pandemia cómo podía acompañar a cada alumno, ese es el libro en el que yo leo “Podemos elegir hacer la experiencia guiada por el amor, pero también nos puede guiar el miedo y la conformidad.
Otra elección cotidiana pasa por elegir cuidar o abandonar porque también el donar conocimiento es un tipo de cuidado. Es preciso comprender que para poder transformar la realidad es necesario la sinergia, pero muchas veces estamos atravesados de sistemas que no elegimos o situaciones coyunturales que no queremos, nadie quiere la desigualdad o la exclusión, pero son compañeras de camino. Una escuela en clave fraterna, trata de descubrir, quiénes son los últimos, estableciendo un diálogo con todos incluso como plantea Habermas (2018) hace dos años en un trabajo titulado “¿qué significa una sociedad postsecular? En el cual llama a replantearse la mirada sobre los temas culturales ante la crisis planetaria que se vive. Nos dice que hace falta un profundo diálogo entre aquellos que se asumen como secularizados y los que viven una religión que desee vincularse con una racionalidad emancipadora, como manera de superar viejos antagonismos, y, sobre todo, para proponer nuevos sentidos seculares y religiosos, al mismo tiempo, al mundo de la vida “
Los tiempos difíciles requieren, como lo planteé al principio, a través del mensaje a los economistas, agudizar la creatividad, y no es una propuesta descabellada y menos en una provincia como Córdoba de la que solo tomaré el ejemplo de San Cura Brochero Sin duda otro que podríamos caracterizar como “la inteligencia al servicio del amor “, otro que sabía de pestes y problemas. Pero Brochero no se frenó frente a las dificultades. Hoy su obra, humanamente hablando se consideraría imposible, no tenía redes, no tenía recursos económicos, pero no se dio paz hasta que transformó no solo la Iglesia, sino la sociedad. Pero tuvo la grandeza de saberse comunidad, lo que hoy podríamos llamar capacidad de generar sinergias, de forma tal que su obra no concluyó con él y está viva incluso en cada uno de nosotros.
Para finalizar quería compartir una última reflexión, que tiene que ver con investigaciones actuales que estoy realizando en el campo de la formación. Y quería mostrarles una intuición que tengo y que estoy constatando en nuestro mundo educativo. Los invito a buscar en el Google académico, dos diadas “educación y éxito” y la otra “educación y fracaso”. Si consideramos los números a simple vista, vemos que es más importante investigar en la academia el éxito que el fracaso. Vamos de un millón setenta y siete mil investigaciones a menos de trecientas mil. Pero el dolor y el fracaso están. Me pregunto: ¿no tendremos que repensarnos desde el fracaso, cómo pista epistemológica de abordaje, sobre todo porque es una clave de construcción comunitaria?. Es inteligente hoy pensarnos desde las fracturas, ¿Por qué?, ¿qué respuestas “seguras” tenemos de frente a cada persona? sino lo más humano de nuestro camino, sabernos a la intemperie, pero sabiendo que seguimos a Cristo, un Cristo crucificado que es garantía de resurrección y en esa realidad luchamos con esperanza, generando no solo caminos sino fragmentos de fraternidad, tejido necesario, trama escondida que sostiene nuestro caminar.
Creemos que la escuela puede ser “lugar de provocación cultural“ donde ensayar Pentecostés. Muchos hablan de la noche que estamos viviendo, pero tenemos que seguir caminando. La palabra “considerar” nace de observar los astros, las estrellas. Sin duda tendremos que tomar decisiones, pero la propuesta es hacerlo, considerarlo a la luz de estrellas que puedan inspirarnos en la noche: la comunión, la solidaridad, la fraternidad, la comunicación y la sinodalidad, los carismas de nuestros fundadores.
Lo bello de nuestro recorrido es que no estamos solos, me sorprendieron muchos autores que, incluso considerados de otras convicciones no cristianas, postulan una nueva etapa que nuestro mundo está viviendo como Slaboj Zizek, “… [ojalá se propague] el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global…” (Entrevista en Russia Today, 20/02/20)
El camino de fraternidad, puede comenzar hoy…
Quizás es una utopía, la de crear comunidad, la de una escuela verdaderamente educadora y fraterna. Pero sostenemos que no hay que resignarse a la desconfianza o a la inevitable lógica del pensamiento débil, y no debemos dejar de buscar medios y sacrificios, de manera que todos los que se ocupan de la educación puedan trabajar, proyectar, luchar unidos y juntos sostener un real cambio. Y creer hasta el final en la fuerza de la recíproca confianza, que es posible relanzar la educación.
El papa Francisco nos invita hoy a “un pacto global por la educación” una posibilidad de una nueva red, la verdadera, la que con sus vidas construyeron Don Bosco, Madre Mazarello, San Francisco, Santa Clara, Madre Catalina o la Beata Madre Tránsito, Hno Gabriel Taborín, Monseñor Laffitte, Chiara Lubich, muchos sacerdotes , religiosos y laicos que no conocemos pero con quienes compartimos este nuestro sueño, apuesta esperanzada cotidiana, para una nueva humanidad.
[1] Gn. 4, 9