Fuente: La Voz del Interior, Enero de 2020 – Ver artículo original
Dijo que no espera que los docentes sigan asumiendo otros roles que no sean los educativos. Anticipó que se lanzará un plan de becas para carreras prioritarias.
Nicolás Trotta, ministro de Educación, asegura que los principales ejes de su gestión serán la ampliación de la primera escolaridad y la jornada extendida, con todos los actores del sistema sentados a las mesas de diálogo y construcción de políticas públicas.
En una entrevista exclusiva con La Voz, reveló que el Gobierno lanzará un plan de becas para carreras prioritarias (como las ingenierías), reflotará Conectar Igualdad y pondrá en marcha un “plan cumplible” de construcción de escuelas y jardines de infantes.
–¿Cómo encontró “el mapa” de la educación?
–La gestión educativa del gobierno de Macri se caracterizó por una pasividad frente a la ruptura de los consensos construidos que habían permitido sanciones de leyes programáticas, como la Ley Nacional de Educación, la Ley de Financiamiento Educativo y la Ley de Educación Técnica. Se clausuraron larguísimos procesos de consenso social sobre el rumbo y los objetivos. Uno tiene la sensación de “un volver a empezar”.
–¿Se volverá a destinar seis puntos del PIB a Educación, como ordena la ley?
–Ese porcentaje es el piso al que se debe aspirar. Ahora estamos ante restricciones fiscales, pero pensamos la educación los próximos 20 años. Durante los gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner hubo aumentos sustantivos en inversión educativa. A partir de 2016 hubo una regresión. El objetivo prioritario es iniciar la ruptura de las desigualdades.
–¿Cómo piensa retomar aquellos consensos perdidos?
–No hay forma de establecer una agenda educativa que dé respuestas a las necesidades de nuestra sociedad si no es a partir del diálogo y los consensos. Los actores del sistema son las 24 jurisdicciones, las universidades y, principalmente, los maestros y las maestras, y sus organizaciones sindicales. Y no había diálogo. Había conflicto.
–¿Cómo sería en los hechos?
–Una de las primeras medidas que adoptamos es la restitución de la paritaria nacional docente, no sólo como un espacio en el que se discuten aspectos salariales, sino que es el primer paso para la construcción de consensos del gran acuerdo educativo. Vamos a iniciarla la semana próxima, el jueves, con la convocatoria de los sindicatos con representación nacional y todas las provincias.
–¿Cómo se corrigen las desigualdades desde la educación?
–La recuperación de la realidad económica argentina vendrá con las políticas macroeconómicas. Se cerró un 2019 con la inflación más alta en casi tres décadas. Vamos a presentar en los próximos días un plan para recuperar los chicos que no están percibiendo la Asignación Universal por Hijo porque no pueden acreditar la concurrencia a la escuela. El ausentismo crónico es un problema: vamos a buscar a los chicos para que vuelvan a la escuela. Queremos que vuelvan y se queden, con políticas pedagógicas muy focalizadas, con transferencia directa de recursos a las escuelas más postergadas.
–En un contexto de crisis fiscal, ¿cómo van a hacer las provincias para poder sostener todas un mismo piso salarial?
–Estamos conversando desde el primer día con los ministros de Educación y de Economía de los 24 distritos. En una realidad de fuerte crisis fiscal y marcada asimetría salarial, hay que iniciar un proceso coordinado de recuperación salarial. Hay jurisdicciones que están aplicando en febrero la “cláusula gatillo” de octubre, noviembre y diciembre. Hay otras que no la han tenido. Nosotros asumimos la responsabilidad que se vincula a la lucha histórica de los maestros y maestras de un piso salarial, que hoy es de 20.250 pesos. Es un compromiso de nuestro gobierno que en 2020 los salarios le ganen a la inflación de 2020.
–Para el anterior gobierno, un gran problema de la educación es el ausentismo docente. ¿Usted cómo lo ve?
–Ojalá fuese el gran problema de la educación, porque sería de fácil resolución. Pensar eso es de un cinismo absoluto. Tenemos regiones de la Argentina donde siete de cada 10 niños, niñas o adolescentes están por debajo de la línea de la pobreza, van con hambre a la escuela. El problema nuestro hoy es una gran injusticia social.
–Hay maestros que parecen asistentes sociales…
–Yo no quiero maestros que sean héroes y en muchos casos están asumiendo ese rol. El rol es construir conocimiento en el aula, es enseñar. Eso se ve interrumpido por esta profunda crisis social. Tenemos que enfrentar problemas del siglo 19, del siglo 20 y del siglo 21, todos al mismo tiempo: el hambre, la infraestructura escolar, el acceso al agua, el acceso a la conectividad, las tecnologías de la información, la capacitación docente.
–Parece que hay poco margen para los desafíos del siglo 21.
–No, los desafíos del siglo 19 no nos pueden impedir avanzar en la agenda del siglo 21. Esto no quiere decir que en determinadas jurisdicciones puede haber ausentismo docente. En esos casos vamos a aplicar las medidas necesarias. Lo hablé con las distintas organizaciones sindicales, inclusive con los dirigentes de Ctera. Nadie quiere defender a un maestro que se ausenta sin justa causa.
–¿El asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell a manos de otros jóvenes obliga al ministerio a tomar políticas especiales?
–Las tenemos. Lo que pasó con Fernando es la expresión de la violencia machista que hay en nuestra sociedad. Un asesinato en manada. No sólo impacta la violencia del asesinato, sino también la pasividad de un grupo de chicos, donde ninguno tiene frenos inhibitorios. Eso lo enfrentamos con educación. ¿Cuál es la herramienta? La Ley de Educación Sexual Integral (ESI), que entre otras cosas aborda estos comportamientos machistas, violentos que se replican en la sociedad. La ESI no es sólo “el despertar sexual de los niños y de los adolescentes”. Es lograr que los chicos tengan un respeto por sí mismos, por la diversidad y por los otros, tratar de identificar esos comportamientos, condenarlos y modificarlos.
–2019 fue un año de mucho conflicto en las universidades. ¿Cómo van a manejar el tema?
–Ya hablé con todos los rectores. También dialogué mucho con Conadu, con Fatun y con Fadun. Ellos acompañan y entienden el punto de partida. Coincidimos en que las universidades tienen que involucrarse más en los procesos de creación de conocimiento. Las respuestas a los problemas de Argentina están en las universidades.
–¿Habrá más universidades?
–Consideramos que tenemos un sistema universitario pujante, federal, robusto, que está transitando como nunca en su historia un proceso de democratización de acceso que nos debería llenar de orgullo. También tenemos que trabajar para que el perfil de los ingresantes se vea reflejado en el perfil de los graduados. El desgranamiento afecta muchos más a los sectores populares y a la primera generación de jóvenes universitarios. Ese es un punto por trabajar. Nunca sobra una universidad.
–¿Van a impulsar la orientación hacia carreras técnicas?
–En las próximas semanas se va a presentar un plan nacional de ciencias, que empezará en la educación inicial, en los jardines, en la primaria y en la secundaria, para tratar de generar el interés y la vocación temprana en nuestros niños y niñas de estas carreras que son centrales para el desarrollo de nuestro país. Hay que tratar de “feminizar” esas carreras, de acercarlas a los sectores populares para que podamos profundizar la matrícula superior universitaria que nuestra economía necesita. Estamos pensando en los próximos 20 años.
–¿Cómo lo van a fomentar?
–En el corto plazo habrá un plan de becas estratégicas para generar interés en carreras que consideramos centrales vinculadas a la geología, al petróleo, a la minería, a Vaca Muerta, al desarrollo tecnológico del software.
–El resultado de las pruebas Pisa del año pasado arrojó problemas en la comprensión de lecturas básicas. ¿Les presta atención a estos resultados?
–Como definición inicial, para nosotros es fundamental evaluar nuestra educación para saber cómo estamos, cómo evolucionamos y hacia dónde queremos ir…
–¿A qué evaluación se refiere?
–A una evaluación nuestra. Tenemos una Secretaría de Evaluación e Información Educativa, donde hemos convocado a una reconocida pedagoga: Gabriela Diker. Hasta hace unas semanas era rectora de la Universidad Nacional de General Sarmiento (provincia de Buenos Aires). En el próximo Consejo Federal de Educación vamos a presentar el plan de evaluación para los próximos cuatro años. Lo importante es saber cómo estamos, pero sobre todo qué políticas públicas vamos a desplegar para poder superar la situación.
–¿Le preocupan los resultados negativos de Pisa?
– Algunos dicen: “Nos va mal en la evaluación Pisa en comparación con otros países”. Yo pregunto: ¿cómo esperaban que nos fuera si la Argentina se derrumba, si tenemos la mitad de los chicos en la pobreza, si se interrumpen los procesos de inversión educativa? ¿Cómo pensaban que nos iba a ir? Hay que darle más a la escuela: y no son palabras, son consensos y recursos.
–¿Por qué lanzan un plan nacional de lecturas?
–El que no lee no aprende. Es una política estratégica, es volver a las raíces. Esto no se reduce a la distribución de libros, sino que en el aula todos los días haya un momento de lectura recreativa. Esto se suma a iniciativas como que los niños estén bien alimentados, la formación de los maestros, la infraestructura escolar.
–¿Cuándo va a llegar el plan a todo el país?
–Está recorriendo distintos lugares turísticos. Reconocidos escritores están terminando el primer tomo de algo que para nosotros es muy importante dentro del plan: “180 textos para 180 días de clases”. Se distribuirá en marzo. Estamos definiendo también con el Consejo Plural los libros que van a integrar el plan para iniciar los procesos de licitación para adquirirlos y distribuirlos en las escuelas. Se trabaja para que esos libros estén en las tabletas, en las computadoras y en los teléfonos.
–¿Vuelve Conectar Igualdad?
–En las próximas semanas, el Presidente (Alberto Fernández) va a presentar el nuevo plan. Hoy tenemos una conectividad en las escuelas de un 60%, muy dispar según el territorio. Incluirá la distribución de computadoras, en un contexto de fuerte restricción fiscal, pero con un concepto básico que planteó el Presidente: empezar por los sectores de mayor vulnerabilidad para llegar a todos.
–¿Qué plan de infraestructura se maneja?
–Lo estamos trabajando con el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Con créditos del Banco Interamericano de Desarrollo se van a construir jardines de infantes y secundarias.
–¿Por qué se priorizan jardines y secundarias?
–La sala de 5 años está casi universalizada. No así la de 4. Tampoco las de 3 y 2, que no son obligatorias. Macri prometió tres mil jardines e hizo 112, es un escándalo. Por otro lado, vamos a avanzar en la jornada extendida de la escuela secundaria con articulación con entidades deportivas y culturales. Queremos que los adolescentes estén dos o tres horas más en actividades ligadas a la escuela. Hay una dualidad de la agenda del siglo 19 con la agenda del siglo 21: tenemos escuelas conectadas a internet y otras con letrinas y sin acceso al agua potable, algo inconcebible. Educación temprana y jornada extendida van a ser dos de los principales ejes de mi gestión.
–¿Cuántos jardines van a construir?
–En 45 o 60 días vamos a lanzar el plan. No tenemos números ahora, pero será un plan cumplible. En promedio, construir un jardín para 300 chicos tiene un costo de entre 800 mil y un millón de dólares. También hay obras complementarias para hacer: hay escuelas que tienen pozos ciegos que se derrumban y están al borde de la tragedia.
–¿Qué visión tiene de la escuela secundaria?
–Si queremos que haya más universalización de acceso a la universidad, tenemos que repensar el secundario. Y volver a cumplir las leyes de financiamiento educativo, de educación técnica y una programática, como la ley nacional de educación. Necesitamos cada vez más profesionales. Y hacia allí vamos.
–¿Hay algo de lo que haya hecho la gestión de Macri que lo vayan a continuar o potenciar?
–No creo en la política refundante. Pero me cuesta rescatar cuestiones de la política educativa de Macri. Y me parece imperdonable la pasividad de los ministros frente a la desinversión educativa. Ciencia y Tecnología fueron muy golpeadas en los últimos cuatro años. El ministro de Educación tiene que defender la educación pública; si no, que se dedique a otra cosa y se vaya a la casa.