Contar historias, storytelling en inglés, no se trata únicamente de entretenimiento: narrar es una de las maneras de encontrarle sentido a lo incomprensible. El ejemplo de hoy es “La hiloteca”.
En este momento, más que nunca, niñas, niños y jóvenes necesitan historias que les permitan procesar lo que están viviendo. A todos nos hacen falta metáforas que ayuden a comprender qué está pasando y qué podemos hacer. Nos hace falta contar historias, además, con vivencias y emociones propias.
Las personas no aprendemos sólo acopiando información, datos y diversos contenidos sino también por estímulos emocionales. El arte de narrar trabaja con la multiplicidad de sentidos y la valoración de los procesos, de ahí la importancia de los bocetos y de las versiones.
Cuando contamos una historia, apelamos a las emociones de los demás y buscamos la identificación con otros para lograr un mayor acercamiento. En cambio, la presentación de datos duros y la mera información a secas, nos aleja, no nos involucra. Hay una gran diferencia entre el interés que despierta el storytelling y la apatía que pueden causar los conceptos abstractos.
El storytelling en sus diversas manifestaciones: narrativas, experimentos mentales y conversaciones, siempre es esclarecedor porque despliega escenas que intentan organizar el caos, dar sentido a lo que no logramos comprender o enfrentar aquello que nos deja pasmados.
Lo más importante de los relatos es que podemos utilizarlos como laboratorios experimentales que anticipan diversas opciones de la vida real y predisponen para tomar decisiones. Los personajes y sus transformaciones, nos ayudan a ponernos en el lugar de “otros” para poder interpretar múltiples realidades. Y las tramas de las historias presentan alternativas y nos permiten ensayar cómo nos comportaríamos en diferentes escenarios. Nos facilitan también, formular hipótesis, que son “microficciones”.
Narrativas todo terreno
El storytelling es un recurso muy poderoso, por ello, resulta interesante que los estudiantes, del nivel que sean, cuenten historias. Hay que aprovechar el potencial de las historias, ayudando a niñas, niños y jóvenes a narrar, acompañándolos. Que la herramienta sea el relato –entre otras- porque a través de las narrativas podrán organizar, simplificar el caos, comprender y encontrar sentidos posibles.
Que las y los estudiantes cuenten sus versiones, sus metáforas, sus historias. Y que lo hagan con lo que tengan a su alcance y con lo que podamos proveerles. Todas las historias tienen contenidos transversales y se pueden narrar por todos los medios.
Es posible narrar cualquier tema de cualquier materia con consignas simples, sugeridas por los docentes y consensuadas con los estudiantes. Lo importante es elegirlas por interés, involucramiento, compromiso personal y motivación. Si la consigna les interesa a las y los estudiantes, si les interpela, si les compromete a volcar algo de sí mismos, entonces la motivación para narrar será muy fuerte.
Los relatos pueden realizarse en cualquier formato: video, fotografía, imagen, dibujo, ilustración, historieta, cómic, fan fiction, fanzine, audio, podcast, canción, collage, redacción, crónica, diario, remezcla o mashup, memes, playlist de música, hilos narrativos, intervención, performance, etc.
Las microproducciones pueden compartirse en diferentes redes sociales: Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, YouTube, Twitch, WhatsApp, en blogs –microblogging- foros, chats, y en diversos espacios que ofrecen gratuitamente gran variedad de plataformas digitales para diferentes formatos.
El núcleo narrativo de cada consigna puede, por ejemplo, convertirse en un #hashtag que se replica y se sigue a través de diferentes redes sociales, generando hilos de narraciones.
Y para aquellos que no tienen conectividad, dar la posibilidad de contar sus historias offline y compartirlas a través de pendrives, discos extraíbles, impresión en papel -cuando es posible- y colaborando entre todos para darles visibilidad. Ayudando a los demás a que esas narrativas también circulen. Es cuestión de organizar los recursos online y los offline.
Las narrativas pueden ser ficciones, testimonios, documentales o un cruce entre estos géneros. Pero recuerden que lo breve es doblemente bueno.
La hiloteca
El storytelling que hoy compartimos como ejemplo es La Hiloteca. Se trata de una recopilación de las mejores historias en español contadas mediante hilos de Twitter.
Manuel Bartual y Modesto García, curadores de la colección, consideran que las historias de Twitter, por su interactividad, su inmediatez y su cercanía, tienen un valor particular, una riqueza que las hace especiales.
La propuesta consta de un espacio digital en el que todas estas historias se consultan fácilmente y no se pierden en el ritmo siempre frenético de las redes. Además, los curadores categorizaron los hilos por géneros y temas.
Recordemos que un hilo es una sucesión de tuits, una excelente forma de enriquecer un mensaje inicial con datos y enlaces complementarios o simplemente para explicar una larga historia. El autor del hilo solo tiene que responderse a sí mismo y los mensajes quedarán debidamente conectados. Así como también todos los comentarios que aportan los seguidores.
Fuente: educ.ar