Con motivo de la fecha fijada por las Naciones Unidas, el 21 de septiembre, y este año centrado en el tema del racismo y las desigualdades que de él se derivan, la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación, coordinada por la Universidad Católica del Sagrado Corazón, destaca la importancia de la educación para la promoción de una cultura de paz.
Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
Este año, el Día Internacional de la Paz, establecido por la ONU en 1981, pretende llamar la atención sobre el racismo el 21 de septiembre. Es el día en el que las Naciones Unidas hacen un llamamiento a todos los países del mundo para que cesen todas las hostilidades y la violencia y también para que se organicen actividades e iniciativas educativas de sensibilización sobre el tema de la paz en todos los niveles de la vida social. En un comunicado emitido con motivo de la Jornada, la Strategic Alliance of Catholic Research Universities (SACRU), Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación -la red compuesta por ocho universidades católicas de cuatro continentes, coordinadas por la Università Cattolica del Sacro Cuore, que cooperan con el objetivo de promover la educación global para el bien común y la investigación interdisciplinar inspirada en la doctrina social católica- señala que el racismo es un tema de gran actualidad e identifica la educación como vehículo para promover una cultura de paz.
La discriminación de hoy
“Demasiado a menudo la gente piensa que el racismo es algo que pertenece al pasado y que ya no ataca a nuestra sociedad. Desgraciadamente, la discriminación por motivos de raza sigue persistiendo”, se lee en una nota de la red, “y se manifiesta de diferentes formas: guerras, desigualdad de acceso a la vivienda, la alimentación, el agua y la educación, así como en la búsqueda de un empleo”. SACRU subraya que la pandemia de Covid-19 ha demostrado que algunos grupos étnicos se han visto mucho más afectados que otros, y que la guerra de Ucrania se ha sumado a los numerosos conflictos que en todo el mundo provocan la huida y la discriminación de las personas en las fronteras.
Diferentes formas de afrontar el racismo
Los expertos de la Alianza Estratégica de Universidades Católicas de Investigación subrayan que la educación desempeña un papel fundamental en la lucha contra la desigualdad racial. “Es imprescindible crear una conciencia y una educación crítica que, lejos de fomentar la violencia cultural, aliente la perspectiva de una cultura de paz”, argumenta Albert Carames Boada, profesor asociado de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna de la Universidad Ramon Llull (España). Por lo tanto, son necesarias políticas que incidan en las causas del racismo y la discriminación y hagan compatibles los derechos de todas las personas. Thula Pires, profesora de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (Brasil), señala que el racismo no es sólo una discriminación basada en el origen étnico de una persona, sino que también es un generador de desigualdades sociales y económicas, hasta el punto de que en abril de este año en África el 83% de las personas aún no habían recibido una dosis de la vacuna antivariólica; “una forma de violencia que impide la realización de la paz al mismo nivel que las crisis socioambientales y los conflictos armados”.
La paz es posible
Para Claudia Mazzuccato, profesora de Derecho Penal y Justicia Reparadora en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, la justicia y la diplomacia reparadora son herramientas esenciales para construir una paz duradera libre de discriminación racial. Es necesario reconocer la misma dignidad humana tanto a las víctimas como a los agresores, al ofendido y al agresor, dice el conferenciante, que habla de un reto exigente pero del que puede surgir una paz positiva. “El mundo”, concluye, “está plagado de ejemplos brillantes e inspiradores que demuestran que un futuro juntos es realmente posible.