Acallados…nunca
Huelga decir que una cultura que deja insatisfechos
a un número tan grande de sus miembros …
no tiene perspectiva de conservarse
de manera duradera, ni lo merece.
1. Freud
Por: Viviana Cuevas
Cuando surge la invitación para escribir sobre las graves dificultades que atraviesan la problemática de la discapacidad hoy, pensé qué tema difícil, complejo, e inmediatamente planteé ¿qué sería posible transmitir sobre esta problemática que lleva años de desamparo?
En este último año hemos vivido, situaciones extremas que van llevando a extremos impensados, no sólo el no pago implica sin duda la exclusión, sino también la falta de continuidad en la atención a las personas con discapacidad conlleva un abandono.
Hace años Silvia Young[1] planteaba un enlace sobre la temática abandono-discapacidad. Señalaba entonces algo muy actual partiendo del significado de la palabra abandono: es la acción o efecto de abandonar o abandonarse. Su sinónimo: renuncia, indolencia. La acción de abandonar es dejar o desamparar a una persona o cosa. Desistir de alguna cosa. Dejarse dominar por pasiones o vicios. Rendirse ante las adversidades. Dejar solo, descuidar, excluir, separar. Exclusión, soledad, cesación, inercia, ausencia, laxitud, alejamiento, indiferencia, negligencia, sumisión, tedio, aislamiento.
Al releer esas líneas evidentemente uno se siente involucrado y me preguntaba ¿por qué? justamente porque es consustancial con una acción que nos implica a todos, escuelas, centros de día, centros de integración escolar, familias, personas con discapacidad, políticas públicas…
Es visible que hemos pasado de la exclusión como estado a la vulnerabilidad como proceso.
Momento de incertidumbre, angustia que suele paralizar ese hacer. Muchas instituciones han renunciado, en este tiempo, a seguir trabajando con personas con discapacidad, muchos profesionales han dejado a medio camino tratamientos. ¿Es ese un modo de decir basta a la situación de abandono? Al abandonar la atención de pacientes con discapacidad ¿no estaríamos reproduciendo sin más eso que desde las políticas públicas pareciera ser un destino? ¿Qué responsabilidad tenemos como profesionales ante lo que sucede? ¿Qué clase de sociedad somos si desamparamos a los más vulnerables? ¿Qué compromiso tenemos como miembros de un equipo de salud? Ellos abandonan… ¿Nosotros abandonamos?
Sin duda no es ni será una posición posible al menos desde mi mirada. Son terribles los dobles mensajes y las situaciones paradojales que nos tocan so-portar y es común que nos paralicemos frente a representaciones tan contradictorias y discursos tan opuestos.[2] Pero habrá algo para hacer, propongo en principio no acallarnos nunca, seguir alzando la voz que no es nuestra, es la voz de los que por vulnerabilidad, no tiene voz.
Es este el momento para recordar la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2008), como también la Declaración de Salamanca donde se habla de educación que posibilite una solución a las barreras institucionales a fin de posibilitar la integración escolar a las personas con discapacidad. Volviendo a la Convención que posee rango constitucional, que en su artículo 4 establece que:
a)Los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio a todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad. Comprometiéndose a adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean pertinentes para hacer efectivos los derechos reconocidos en la presente Convención; b) modificar o derogar leyes, reglamentos, costumbres y prácticas existentes que constituyan discriminación contra las personas con discapacidad; c) tener en cuenta, en todas las políticas y todos los programas, la protección y promoción de los derechos humanos de las personas con discapacidad; d) abstenerse de actos o prácticas que sean incompatibles con la presente Convención y velar para que las autoridades e instituciones públicas actúen conforme a lo dispuesto en ella.
Transitamos un tiempo de incertidumbre, con un escenario móvil, inestable, incierto creando inquietud en todos sus ámbitos. Como sociedad parece ser un tiempo de ceguera, ¿Será momento de volver a ver lo que no vimos? Pensemos que en eso estamos, en ese tránsito, no para que las dificultades desaparezcan, eso es del orden de lo imposible, sino más bien para en algo modificarse. Este es el tránsito que requiere estar a la altura de la época.
Esta editorial es una invitación a que como sociedad no desviemos la mirada y ese no desviar la mirada, desde mi lectura, está en ese orden respecto de poner a trabajar aquellos temas sobre los que en general se ha guardado silencio, temas sobre los que los profesionales de la salud somos responsables de no desviar la mirada, de sostener un trabajo constante si se quiere una metamorfosis de la situación.
Para finalizar sepamos que con la segregación tenemos que vérnosla y de un modo cada vez más apremiante. Últimamente los actos de segregación son cada vez más violentos, más mediáticos y más salvajes. Lo insoportable de la diferencia parece haberse exacerbado en la sociedad, tomando el escenario. Reivindicando igualdades, estamos cada vez más separados.
Paradojas de una actualidad sin tiempo, de una época que implica la pérdida absoluta del estatuto de sujeto. La segregación es solidaria de la conjunción de dos fenómenos como la degradación de los lazos sociales y los derechos del hombre. Y desde aquí advertimos: tengan en cuenta que cuando el lazo social se deshace queda la masa.
Esto nos conduce a la pregunta: ¿Qué es lo que instaura el lazo social? Instaura el NO todos igual. Estamos ante una cartografía que instala una lógica donde el igual para todos ocupa el escenario y ya vemos hacia donde nos conduce como sociedad. Sería mejor empezar a pensar en lo que cada uno necesita. No vociferemos la paridad entre los individuos, mientras sabemos bien cuánta protesta genera la selección de unos y no de otros, lo que es sin duda muy difícil de admitir.
Cuando el para todos ingresa, se establece el sin particularidad, quedando excluido el lazo social, quedando justamente fuera lo particular que hace consistir un sujeto.
Viviana Cuevas[3]
[1] Young, S (2001) Pedagogía y discapacidad. Una lectura posible. Ed. del Boulevard. Cap. II. Pág. 31
[2] Ídem, Pág.79
[3] Lic. en Psicopedagogía. Magister en Integración Social y educativa de las Personas con Discapacidad. Coordinadora Gral. del equipo efapp-equipo de formación y asistencia psicológica y psicopedagógica- Miembro del Foro Psicoanalítico NOA. Miembro de la Escuela Internacional de los Foros del Campo Lacaniano.