Las conclusiones principales de lo trabajado durante la etapa local del Sínodo de la Sinodalidad convocado por el papa Francisco fueron presentadas este jueves durante un acto en la sede episcopal del barrio porteño de Retiro.
La actividad estuvo encabezada por obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea; el arzobispo de Mendoza y miembro de la Comisión de Animación del Sínodo, monseñor Marcelo Daniel Colombo; y dos integrantes de la comisión de peritos que trabajó durante la etapa de escucha del Sínodo: Isabel Gatti y Guadalupe Morad.
Asistieron el secretario general de la CEA, monseñor Alberto Germán Bochatey OSA; el administrador diocesano de Merlo-Moreno, monseñor Oscar Eduardo Miñarro; sacerdotes, religiosas, miembros de comisiones episcopales, referentes de organismos de la Iglesia, y periodistas.
A través de Zoom, se hicieron presentes en el encuentro monseñor Ángel José Macín, obispo de Reconquista y miembro de la Comisión de Animación del Sínodo; el presbítero Matías Taricco, subsecretario ejecutivo de la CEA, entre otros participantes.
Durante la presentación, se brindaron detalles del modo como se trabajó durante la etapa de escucha, y de los puntos presentados en el documento conclusivo.
“El estilo que Dios quiere para la Iglesia”
Monseñor Ojea destacó el “aspecto comunional” de la sinodalidad, que está llamada a constituirse en “el estilo que Dios quiere para la Iglesia en este tercer milenio”.
Dicho aspecto, señaló, “nos une a todos por el bautismo, hace hincapié en el compromiso que tomamos al hacernos hijos de Dios y pertenecer a esta gran familia y aumenta nuestro sentido de corresponsabilidad ante el futuro de la Iglesia; desarrolla el sentido el pertenencia a este cuerpo invitándonos a todos a una mayor participación en su destino e involucrándonos a todos en la misión”. En esto consistió la primera etapa de escucha mutua.
En ese sentido, y teniendo en cuenta que “todos los actores son activos según su función”, puntualizó que “en el caminar juntos se profundiza esta relación, de algún modo se recupera una Iglesia de relación”.
“El pueblo que camina no es un pueblo indiferenciado sino un cuerpo articulado, aprendemos entonces a escuchar al Espíritu escuchando a los hermanos y hermanas; sabiendo que es preciso escuchar antes que actuar para discernir y caminar juntos”, afirmó.
Todos llamados a participar
A su turno, Morad detalló el alcance que tuvo esta etapa de consulta, abarcando 71 Iglesias particulares con una escucha abierta y sin prejuicios. El estilo sinodal que se refuerza con esta iniciativa tiene como horizonte ser una Iglesia que camina unida, aseguró, compartiendo ese camino con diferentes confesiones.
Lo que se promueve es el diálogo, la participación y la corresponsabilidad. La sinodalidad, explicó, “está al servicio de la misión de la Iglesia, a la cual todos los miembros están llamados a participar”.