Prof. Beatriz Zamora.
El aislamiento social que estamos viviendo, nos ha colocado a todos/as en un lugar que no imaginamos. El COVID -19 llegó para quedarse y afectó nuestra vida en cada rol que nos toca.
Como Profesores, en la búsqueda de herramientas e ingenio para llegar a los alumnos/as a sus hogares. Como padres, no imaginamos tener un protagonismo en el acompañamiento junto a nuestros hijos/as. Y los niños/as y adolescentes en un encierro que a esta altura, ha de estar provocando consecuencias a tener en cuenta para nuestro regreso a esa “normalidad” que tanto ansiamos.
Todo lo que experimentamos en el encierro, está afectando a nuestros hábitos y nuestro patrón del sueño no se escapa a la nueva realidad.
Como docentes, hemos observado en esta nueva y genuina experiencia de educar en la virtualidad, que nuestros alumnos/as permanecen despiertos hasta entrada la madrugada; corroborado por los envíos de las actividades solicitadas-aunque las mismas hayan sido solicitadas en un tiempo prudencial- y sin que ello afecte su descanso.
El Neurólogo Hernando Pérez, del Centro de Neurología avanzado de España y el Dr. Facundo Manes Neurólogo y especialista en Neurociencias de nuestro país, explican que el sueño tiene 2 reguladores:
- El ciclo de luz y oscuridad: Si por la cuarentena nos estamos despertando más tarde, nos estamos perdiendo la luz solar de la mañana, la cual es clave para que el cerebro sepa que dentro de 12 o 14 horas llegará el momento de dormir.
- El cansancio: En el transcurso del día nuestro cuerpo se mantiene activo y cuando llega la noche siente la necesidad de descansar. Pero si hacemos menos actividad física porque estamos encerrados, eso incidirá en nuestro sueño.
La Dra. Celia García Malo, Neuróloga Especialista en sueño del Instituto del sueño de España, quien también ha detectado un mayor número de trastornos del sueño, tratando a los pacientes por lo que se conoce como “retraso de fase” que se da cuando un cambio en nuestra rutina afecta nuestro sueño. Refiere que ha estado notando el trastorno por pesadillas. Porque ellas reflejan situaciones que nos producen ansiedad.
-La irritabilidad según estudios han determinado que las personas que duermen menos horas presentan niveles de ansiedad más elevados.
Durante el día, estas personas no tienen ganas de hacer cosas, pierden el interés en actividades que antes les agradaba, les falta energía. Se pueden mostrar irritables por la falta de sueño y todo esto, en el marco de la cuarentena puede complicar la convivencia familiar.
Resulta importante regular, en la medida de nuestras posibilidades, los pensamientos negativos y centrarnos en la realidad; rescatando lo positivo que nos rodea, aún en medio de tanta contingencia.
Aprovechemos estos duros momentos para trabajar la RESILIENCIA. Esa capacidad del ser humano de superar una experiencia traumática y, gracias a esa superación, poder llegar a un nivel de desarrollo personal que sin lugar a dudas, ha de repercutir en sus relaciones sociales y específicamente en sus vínculos.
A todos nos está atravesando la oscuridad de un mañana incierto. Cada quien vive el día a día como puede. Y no podemos negar que hay un antes y un después de esta pandemia, Lo importante será ir elaborando el cómo nos encontrará en el regreso a la vida del “afuera”, Estamos haciendo pie donde podemos. Y es sin dudas, un tiempo de replanteos. Y de valorar las cosas realmente importantes: como el don de la vida y de la salud propia y de los otros.
Quizás aprendamos del desapego porque aprendimos a vivir solo con lo necesario… Y que es un aislamiento físico, no emocional. Que ha sido un sacudón incluso, en nuestra fe debilitada.
Que poder decir:” Estoy bien .Estamos bien en casa”, es un milagro, porque a los milagros, los teníamos en la dimensión de lo EXTRAORDINARIO…
Cada día comienza a ser ese “MILAGRO ORDINARIO” que tuvimos que descubrir como un don y una tarea que Dios nos regala porque aún sigue confiando en nosotros…
Que en medio de tantas oscuridades que atraviesan nuestras noches del alma. Podamos descubrir la Luz de la Resurrección que nos va devolviendo una fe y esperanza renovada.
“AVE MARÍA Y ADELANTE…” (San Luis Orione)